Perspectiva: ‘El Dios de las Sorpresas’

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Por Padre Bernardo Lara

SAN DIEGO —Dentro de la riqueza de nuestra fe asignamos títulos a los santos, los cuales no solo son un mero nombramiento, sino que también son un reflejo del rol que juegan dentro de nuestra fe.
Por ejemplo, las letanías lauretanas de la Virgen María nos presentan las diferentes maneras en las que la Virgen actúa dentro de nuestra fe: “Madre de Cristo”, “Madre de la Iglesia”, “Causa de nuestra alegría”, “Refugio de los pecadores” o “Consuelo de los migrantes”, por mencionar algunos. No solo son nombres poéticos, sino que son vivas descripciones de los roles que juega dentro de nuestra vida.
Podemos también pensar en San José y en los títulos encontramos dentro de sus letanías: “Esposo de la Madre de Dios”, “Espejo de paciencia” o “Consuelo de los desgraciados”. Lo mismo sucede con Dios y con cada una de las personas de la Santísima Trinidad, podemos pensar en el Padre como “Creador”, el Hijo como “Redentor del mundo” y el Espíritu Santo como “Paráclito”.
Sin embargo, hay un título con el cual casi nunca relacionamos a Dios pero que el Papa Francisco constantemente lo utiliza: “El Dios de las sorpresas”. Una y otra vez el Papa se refiere a Dios como un Dios que no se cansa de sorprendernos. Incluso en una homilía de abril del 2018 el mismo Pontífice dijo que “Dios no sabe hacer un anuncio sin sorprendernos”.
Podemos pensar en la temporada de Navidad y el mensaje que conlleva. Estamos acostumbrados a los villancicos, al árbol de Navidad, a las luces y otras decoraciones de la temporada, pero un pilar importante de esa fiesta es precisamente la sorpresa: Dios se encuentra en el lugar donde menos lo esperaría el mundo. Nadie pudiera imaginarse que Dios todopoderoso se encontrará en un pesebre, en un lugar remoto del planeta envuelto en pañales.
Lo mismo sucede con esta temporada de Pascua, Dios nos da la sorpresa y se encuentra donde menos uno lo espera. Mientras el mundo vio un hombre derrotado, ensangrentado, abandonado, clavado a un pedazo de madera, Dios dio la sorpresa y salió victorioso. Las mujeres esperaban ver el cuerpo sin vida en la tumba, pero la piedra ya había sido movida. Aquel que yacía en silencio, habló. Aquel que no podía caminar, caminó. Aquel que daban por muerto, resucitó. Le tomó tres días, pero dio la sorpresa.
Que esta temporada de Pascua nuestro corazón se afiance en fe a Dios y lo dejemos trabajar en nuestra vida. Hecho esto, a pesar de lo incierto que se pueda ver el futuro, podemos estar seguros de que Dios te va a sorprender.

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