Leer declaración en español aquí
Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Un sacerdote Católico puede dar la bendición a una pareja homosexual o cualquier otra pareja no casada siempre y cuando no sea una bendición litúrgica formal y no dé la impresión de que la Iglesia Católica está bendiciendo la unión como si fuera un matrimonio, dijo la oficina doctrinal del Vaticano.
La petición de una bendición puede expresar y alimentar “la apertura a la trascendencia, a la misericordia y a la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, lo cual no es poca cosa en el mundo en que vivimos. Es una semilla del Espíritu Santo que debe ser nutrido, no obstaculizado”, dice el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en una declaración formal publicada el 18 de diciembre.
El documento, “Fiducia Supplicans” fue subtitulado “Sobre el significado de las bendiciones pastorales” y fue aprobado por el Papa Francisco durante una audiencia con el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio, el 18 de diciembre.
En su nota introductoria, el cardenal Fernández dijo que en los últimos años la oficina doctrinal ha estado recibiendo de manera frecuente preguntas sobre la bendición sacerdotal para parejas LGBTQ+ y otras parejas que no han contraído matrimonio.
Se hizo claro que había la necesidad de dar una explicación más amplia a esta bendición, escribió, después de que el Papa Francisco respondiera a las preguntas de varios cardenales en una carta publicada a principios de octubre
En su carta el Papa insiste que el matrimonio es “una unión exclusiva, estable e indisoluble entre un hombre y una mujer, abierta de manera natural a concebir hijos”, razón por la cual la Iglesia “evita todo tipo de ritos o sacramentos que puedan contradecir esta convicción e implicar que está reconociendo como matrimonio algo que no lo es”.
Al mismo tiempo, el pontífice dijo, “la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendiciones, solicitadas por una o más personas, que no transmitan un concepto erróneo del matrimonio”.
El cardenal Fernández dijo que la declaración “permanece firme a la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda crear confusión”, pero también explora “el significado pastoral de bendiciones” de tal manera que abre “la posibilidad de bendecir a parejas en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo sin validar su estatus de manera oficial o cambiar de ninguna manera la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”.
La Iglesia “permanece firme” en la enseñanza de que el matrimonio puede ser contraído solamente entre un hombre y una mujer, dijo, e insiste en que “ritos y oraciones que puedan crear confusión” sobre el matrimonio u otra forma de relación “son inaceptables”.
Pero en la tradición Católica las bendiciones van más allá del ritual formal utilizado en el matrimonio y otros sacramentos.
“Las bendiciones se encuentran entre los sacramentales más difundidos y en evolución. De hecho, nos llevan a captar la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida y nos recuerdan que, incluso en el uso de las cosas hechas por el hombre, los seres humanos están invitados a buscar a Dios, a amarlo y servirle fielmente», dice la declaración. Por eso las personas, las comidas, los rosarios, los hogares, las mascotas y un sinfín de cosas más pueden ser y son bendecidos en diversas ocasiones.
“Desde un punto de vista estrictamente litúrgico”, dice la declaración, “una bendición requiere que aquello que está siendo bendecido se ajuste a la voluntad de Dios, tal como se expresa en las enseñanzas de la Iglesia”, razón por la cual la congregación doctrinal de entonces en 2021 excluyó la posibilidad de bendecir a las parejas homosexuales.
Pero el nuevo documento dice, los Católicos deben “evitar el riesgo de reducir el significado de bendiciones” a su uso formal y litúrgico porque eso “nos llevaría a esperar las mismas condiciones morales por una simple bendición que se requieren en la recepción de los sacramentos”.
“De hecho, existe el peligro de que un gesto pastoral tan querido y difundido quede sujeto a demasiadas condiciones morales que, bajo la pretensión de control, podrían eclipsar el poder incondicional del amor de Dios que forma la base del gesto de bendición», dice la declaración.
Una persona que pide la bendición de Dios “manifiesta su necesidad de tener la presencia salvadora de Dios en su vida y quien pide la bendición de la Iglesia la reconoce como un sacramento de la salvación que Dios ofrece”.
La Iglesia, dice, debería estar agradecida cuando las personas piden una bendición y lo debería de ver como una señal de que saben que necesitan la ayuda de Dios.
«Cuando la gente pide una bendición, un análisis moral exhaustivo no debe ser una condición previa para conferirla. Porque a quienes buscan una bendición no se les debe exigir una perfección moral previa», dice la declaración.
Al mismo tiempo, la declaración insistió en que la Misa no es el escenario adecuado para las formas menos formales de bendición que podrían incluir la bendición de una pareja homosexual, y repitió que “no es apropiado para una diócesis, una conferencia episcopal” u otra estructura de la Iglesia emitir una oración o ritual de bendición formal para las parejas no casadas. La bendición tampoco debe darse “al mismo tiempo” que una ceremonia de matrimonio civil para evitar que parezca una especie de bendición eclesiástica de la unión civil.
Sin embargo, dice, un sacerdote o diácono pueden “unirse en oración por las personas que, aunque en unión no puede compararse de ninguna manera al matrimonio, desean confiarse al Señor y su misericordia, para invocar Su ayuda y para ser guiados a un mayor entendimiento de Su plan de amor y verdad”.