CHULA VISTA – La comunidad creyente filipina había planeado un santuario para su querido Santo Niño durante 45 años.
Su espera ha terminado.
El pasado 15 de enero el obispo de San Diego, Robert McElroy, bendijo el santuario, el cual consiste de una estatua situada en una gruta blanca rodeada por bancas en los terrenos de la Parroquia de la Preciosa Sangre.
Más de 800 feligreses se reunieron en el pequeño jardín que rodea el santuario, algunos apoyados en bastones y andaderas, mientras esperaban en el viento frío el momento que habían soñado durante décadas.
El tan anhelado momento debió de haber sucedido durante la fiesta del Santo Niño de enero del año pasado. Pero lo que había comenzado como un proyecto de tres meses en septiembre de 2015 había tomado un año más debido a retrasos de construcción. Para cuando fue terminado, el costo del proyecto había alcanzado los $74,000.
Las fechas límites iban y venían, y dos invitaciones al Obispo para ir a bendecir el santuario tuvieron que ser canceladas.
Pero los devotos del Señor Santo Niño nunca se rindieron. Tenían como objetivo construir el santuario desde que formaron el grupo en 1972, y persiguieron ese objetivo año tras año, celebrando eventos como cenas-bailes y paseos al casino para recaudar fondos, además de aceptar donativospersonales. Con alrededor de 300 miembros, el grupo es la organización más antigua y más grande del Condado de San Diego.
Sus esfuerzos culminaron con la bendición del santuario. Posteriormente, el Obispo encabezó una colorida procesión alrededor del perímetro de la parroquia hasta llegar al Salón Parroquial Padre Alberto, dónde celebró una alegre Misa que incluyó lecturas en inglés, español y dos dialectosfilipinos.
Cerca de 1,000 familias están registradas en la parroquia, casi la mitad son hispanas y la otra mitad filipinas, y alguna que otra anglo y afroamericanas.
Tras la celebración eucarística se realizó una cena con música clásica por parte de tres estudiantes y tres miembros de la Sinfónica de San Diego, así como un baile folklórico.
En su Homilía el Obispo dijo a los feligreses, que habían llenado cada asiento del vestíbulo y una habitación contigua, que había visitado la Basílica de Santo Niño el pasado mes de enero en la isla de Cebú mientras asistía a una conferencia allí.
Comentó que había visto «dos hermosos elementos» que se complementaban ese día. En primer lugar, había visto la imagen del Santo Niño «que viene a nosotros como un niño pequeño, humilde, abriéndose a nosotros, revelando la profundidad de su amor por nosotros … Vemos todo lo que estáen la esperanza, la alegría y la promesa para el futuro».
El Obispo dijo que también vio como los feligreses en la Basílica «habían encontrado a Dios en la imagen de Santo Niño».
«Se podía ver que el llamado de bondad estaba dentro de ellos, y una vez más ellos se habían comprometido a ennoblecer al mundo en el que vivimos tratando de hacer que el amor de Dios esté presente en su familia, su barrio, y en sus lugares de culto”.
La bendición del santuario reunió al antiguo párroco de dicha parroquia, el Padre Emilio Magaña y al actual, el Padre Silverio Espanilla.
«Estoy contento de que finalmente se haya terminado y de que podamos tener una celebración con el Obispo», dijo el padre Magaña, cuyo mandato en la parroquia terminó el verano pasado. Ahora dirige la parroquia St. Charles en el sur de San Diego.
Agregó que el espíritu de colaboración entre la comunidad filipina y los devotos al Santo Niño allanó el camino para el proyecto de construcción que se inició bajo su liderazgo.
El Padre Espanilla llegó a la parroquia a mediados de noviembre, justo cuando el proyecto estaba por terminar.
Durante la misa agradeció a todos los que habían hecho posible la construcción de la gruta, muy emocionado a menudo gritaba «¡Viva Santo Niño!».
Nació en Luzón, Filipinas, donde fue ordenado. El año pasado se encarnó en la diócesis de San Diego.
Después de la Misa el Pare Espanilla dijo que aunque el Santo Niño es una tradición filipina todos están invitados a visitar la gruta.
«Al mismo tiempo, invitamos a todos a imitar las virtudes del Santo Niño: humildad, obediencia y temor al Señor».
Añadió que bromea con sus parroquianos filipinos y latinos sobre quién tiene más devotos, el Santo Niño o Nuestra Señora de Guadalupe.
«Santo Niño necesita la presencia de su madre, y su madre necesita al Santo Niño», dijo. «En cierto modo, estas tradiciones nos unen».