SAN DIEGO— Cuatro hombres serán ordenados al sacerdocio el 2 de junio en la Parroquia del Buen Pastor en Mira Mesa, misa que será transmitida en vivo.
El cardenal Robert W. McElroy conferirá el sacramento del orden Sagrado a Christopher Bongato, 30; Evan Bui, 25; Marc Andrew Gandolfo, 28; y Matthew Vásquez, 28.
Los cuatro hombres fueron ordenados al diaconado de transición el 17 de diciembre del año pasado en la Parroquia de Mater Dei en Chula Vista, hogar parroquial del diácono Bongato.
A partir del 1 de julio los nuevos sacerdotes comenzarán sus primeras asignaciones como vicarios parroquiales en las siguientes parroquias: Bongato en la Parroquia San Martín de Tours en La Mesa; Bui en la Parroquia de Santo Tomás More en Oceanside; Gandolfo en la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia en El Cajon; y Vásquez en la Parroquia del Buen Pastor.
Christopher Bongato
El diácono Bongato creció en el seno de una familia filipina Católica que acudía a Misa Dominical cada semana y oraban juntos con regularidad.
“Estábamos muy comprometidos con rezar el Rosario, aunque en ese tiempo no me gustaba hacerlo”, admitió el exalumno de la escuela secundaria Católica Mater Dei.Durante su juventud el Diácono no estaba muy interesado con la idea de convertirse en sacerdote. Estudiaba en UC Irvine con la idea de dedicarse a la farmacéutica, pero luego se decidió por una especialidad en Inglés. Más tarde obtuvo una Maestría en Producción de Cine en la Universidad Católica John Paul the Great en Escondido.
Durante su tercer año en UC Irvine el diácono Bongato estaba orando en una capilla del Santísimo Sacramento cuando sintió los primeros indicios de un llamado al sacerdocio. Después de ese día, poco a poco se fue sintiendo más atraído por esa idea, pero le llevó otros cuatro años tomar la decisión definitiva.
“Quiero caminar con las personas a través de sus luchas y sus alegrías y, con suerte, a través de mi experiencia, llevar a las personas a una comprensión de Cristo que es comprensible, consumible, amorosa y hermosa”.
Durante su primer año como sacerdote, el diácono Bogato espera “crecer en mi oficio del sacerdocio asumiendo la percepción de ser un aprendiz. Quiero crecer en mi oficio de escribir homilías, caminar con la gente y acercar a las personas a Dios”.
Evan Bui
El diácono Bui es hijo de migrantes vietnamitas que han vivido en San Diego desde los años 90. Su padre es Católico de nacimiento, su madre se convirtió al catolicismo del budismo.
El Diácono describió a su madre como “probablemente la Católica más devota del hogar”.
“Mi mamá es una gran inspiración para mí, puesto que se compromete a la hora santa y acude a Misa diariamente”, dijo el diácono Bui, quien antes de su viaje vocacional era miembro de la Parroquia La Sagrada Familia.
En un momento, el joven Diácono contempló ser agente deportivo.
“Me encanta los deportes, y la idea de que me pagaran para ver los deportes y cuidar a atletas profesionales era algo que tenía en la mente antes del sacerdocio”, comentó. “Hubiera ido a la escuela de leyes y luego trabajar en una agencia deportiva”.
Pero durante su último año de secundaria comenzó a asistir a eventos de discernimiento vocacional en el Centro de Formación Sacerdotal San Francisco, el seminario diocesano ubicado en el campus de la Universidad de San Diego, y se dio cuenta de que Dios lo estaba guiando en una dirección distinta.
Al acercarse el día de su ordenación, el diácono Bui aseguró estar sintiendo una “combinación de nervios y agradecimiento”. Cree que toda su vida ha ido encaminándolo hacia este momento.
Dijo estar emocionado de que Dios lo esté utilizando como “un instrumento para varios sacramentos” y espera “representar a la Iglesia de una manera… que sane las heridas y cambie los corazones”.
“Poder demostrar que la santidad no es un ideal abstracto, sino una realidad, es muy especial”, dijo.
Marc Gandolfo
Por su parte, el diácono Marc Gandolfo, quien es de descendencia italiana e hispana, creció en la Parroquia de San Francisco de Asís en Vista. Aseguró que las mayores influencias Católicas en su vida fueron sus padres y los sacerdotes de su parroquia.
“Mis padres me enseñaron la importancia de una vida en la fe y la alegría extrema que vivían al servir a la iglesia”, dijo. “Los sacerdotes de mi parroquia… me hicieron ver que el sacerdocio podría ser una realidad al mostrar cómo el Señor usó sus dones para proclamar la Buena Nueva”.
Aunque todavía estaba en la escuela primaria cuando consideró por primera vez la posibilidad de una vocación sacerdotal, no fue hasta los 20 años cuando comenzó a contemplarlo seriamente.
“Comencé a discernir un llamado al sacerdocio al orar con más frecuencia y pasar más tiempo escuchando”, dijo. “Pensé que sería mejor escuchar lo que Dios tenía planeado para mí”.
“Estaba trabajando en el apostolado juvenil y sirviendo en Misa, lo cual me encantaba, pero sentía que podía hacer más”, agregó. “Me enamoré de la Misa y de caminar con la gente a lo largo de su vida. … Siempre he tenido un profundo amor por el servicio, y sé que el Señor me dará mucho gozo al servirle a Él y a Su pueblo como sacerdote”.
“Me emociona pensar en cómo el Señor continuará formándome”, comentó. “Al igual que un matrimonio, las cosas no terminan después del día de la boda, sino que es solo el comienzo. Estoy emocionado de ver a dónde me llevará el Señor en este nuevo comienzo”.
Matthew Vásquez
El diácono Vásquez no recuerda un momento en el que su familia, residentes de Brawley y después de La Jolla, no asistiera a la iglesia. Pero alrededor del 2014, sus vidas en la fe se profundizaron. Él y sus tres hermanos asistieron a una conferencia juvenil en Steubenville, y sus padres participaron en retiros. La familia entera se involucró más en la Iglesia.
“Tenía una gran base de amor y apoyo dentro de mi familia y, una vez que la fe comenzó a abrirse paso en el centro de nuestras vidas, fue algo muy natural para mí contemplar el sacerdocio y que ellos me apoyaran durante todo el proceso”, dijo el diácono Vásquez, quien estudiaba kinesiología en Cal Poly, San Luis Obispo, con la esperanza de convertirse en fisioterapeuta o entrenador deportivo.
Durante su segundo año de universidad el diácono Vásquez se involucró en el Newman Center del campus, lo que incrementó su amor por Cristo y la Iglesia. Para su último año tenía bastante claro que Dios lo estaba invitando a un discernimiento serio y cuando llegaron las vacaciones de invierno ese año ya había decidido postularse para el seminario.
El diácono Vásquez, cuya parroquia es Mary Star of the Sea en La Jolla, comentó que los últimos seis años de formación han aumentado su amor “no solo por Jesús en la Eucaristía, sino por cada persona sentada en las bancas”.
“Tal vez nunca entienda completamente la razón por la que Dios me llamó al sacerdocio”, aseguró, “pero lo cierto sé es que me he enamorado de Cristo y de Su Iglesia, y que lo que me da más alegría es poder dar mi vida entera para que los demás puedan conocerlo”.