Por Angelina Hicks
SAN DIEGO — Cuando Makenna y Carson Doan, estudiantes de preparatoria, escucharon sobre la escasez de mascarillas médicas debido al COVID-19, inmediatamente pensaron en su padre.
“Es médico, y es espantoso pensar en que tenga que ir a ver a pacientes sin la protección adecuada”, dijo Makenna.
Makenna, de 16 años de edad y estudiante de tercer año en Cathedral Catholic High School, y Carson, de 14 años de edad y estudiante de primer año en Canyon Crest Academy, organizaron un proyecto para hacer mascarillas caseras para proteger a trabajadores de la salud en varios sistemas médicos, personal de asilos de ancianos y cualquier persona que asista a los más vulnerables. Lo llamaron Mighty Mask (Mascarilla Poderosa). A finales de abril llevaban casi 500 mascarillas hechas con ayuda de voluntarios.
Las mascarillas son hechas con secaplatos de algodón, cada una con un costo aproximado de 2 dólares. Tienen una efectividad de filtración del 97% contra partículas del tamaño del virus y sirven como uno de los mejores materiales para crear mascarillas caseras, según un estudio de 2013 realizado por la Universidad de Cambridge.
Hacer una mascarilla toma alrededor de 10 minutos, poniendo especial atención en la higiene.
Los hermanos invitan a otras personas a participar en este proyecto. Pueden hacer mascarillas, cortar el material o donar material, tal como se sugiere en el sitio de internet de Mighty Mask (https://mighty-mask.com/).
Los hermanos aceptan que sus mascarillas caseras no son un sustituto para mascarillas quirúrgicas o para las N95, sin embargo, planean continuar haciéndolas mientras no haya un surtido adecuado de mascarillas médicas.
“Esperamos poder mostrar a las personas cómo pueden ayudar durante este tiempo”, comentó Makenna.
Angelina Hicks, es editora de El Cid, el periódico estudiantil de Cathedral Catholic High School, el cuál trabaja en sociedad con The Southern Cross.