SAN DIEGO — Hace veinte años comenzó un escándalo de abuso sexual que sacudió a la Iglesia Católica en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Resultó en una serie de reformas para proteger a los niños y prevenir el abuso interno, pero también eliminó la vergüenza y los tabúes que habían impedido que víctimas de todo tipo levantaran su voz, permitiendo así que el abuso que durante generaciones había sido escondido en familias, escuelas y otras instituciones finalmente viera la luz del día.
Este escándalo también marcó el comienzo de una serie de reformas dirigidas a la protección de los niños y un compromiso por mantener su seguridad en la vida diaria de la Iglesia.
Como parte de ese esfuerzo la Diócesis de San Diego se unirá a organizaciones alrededor del país para conmemorar el mes de abril como el Mes de la Prevención de Abuso Infantil. Marcará la ocasión con una presentación educativa y una Misa especial. Ambos eventos se llevarán a cabo el sábado, 2 de abril en la Parroquia de St. James en Solana Beach.
Nancy Beehn, terapeuta de matrimonios y familia, quien se especializa en trabajar con niños y adolescentes, ofrecerá una conferencia de 3 a 4:30 p.m. Tras su presentación se celebrará una Misa que comenzará a las 5 p.m., en donde se ofrecerá oración y apoyo para aquellos que han sido afectados por el abuso infantil. La Misa será celebrada por el párroco de St. James, el padre Gerard Lecomte, CJM.
“El objetivo del evento es crear conciencia entre nuestros parroquianos y el público en general sobre el problema de abuso infantil y abrir la conversación sobre lo que podemos hacer, como gente de Dios, para prevenir el abuso y apoyar a las víctimas sobrevivientes”, explicó Mary Acosta, Coordinadora de Asistencia a Víctimas dentro de la diócesis, quien atiende a aquellos que han sido abusados sexualmente por el clero.
Desde 2003 la diócesis ha ordenado la capacitación de “Ambiente Seguro” para todo el personal diocesano, así como para los voluntarios que trabajan con niños. En 2020, más de 10 mil 500 personas, incluidos clérigos, seminaristas y empleados laicos recibieron dicha capacitación, la cual enseña a reconocer y denunciar signos de abuso infantil. Aquellos que trabajan con niños en parroquias y escuelas también deben completar una verificación de antecedentes penales.
La capacitación de “Ambiente Seguro” y la verificación de antecedentes penales son requisito al comenzar un empleo o voluntariado y deben ser renovados cada cinco años.
Los alumnos de las escuelas católicas y programas religiosos parroquiales también reciben entrenamiento de “Ambiente Seguro” de acuerdo con su edad. Más de 26 mil jóvenes y sus padres recibieron esta capacitación en 2020.
“Todos los que formamos parte de la Iglesia debemos aprender a reconocer signos de abuso y proteger a los niños en sus comunidades”, dijo Acosta.
Como Coordinadora de Asistencia a las Víctimas, Acosta ha podido coordinar servicios para las víctimas de abuso sexual por parte del clero, más allá de cualquier acuerdo financiero. Ha conectado a víctimas-sobrevivientes con terapia y recursos espirituales, tales como retiros de sanación y dirección espiritual. La diócesis, además, ha iniciado un grupo de apoyo para hombres que sufrieron abuso.
“La Iglesia tiene la responsabilidad de proteger a los niños de abuso dentro de sus instalaciones, así como dentro de las comunidades en donde la parroquia opera”, comentó Acosta.
“Al llamar la atención de los feligreses sobre el tema del abuso infantil y ofrecer recursos para la prevención y el tratamiento del abuso, estamos cumpliendo con nuestro deber de proteger a los niños y apoyar a las familias que hoy en día luchan contra esto, además de ayudar a sanar a quienes sufrieron abuso en el pasado”.
Información sobre políticas de seguridad diocesanas disponible en safeinourdiocese.org. Contacte a la Coordinadora de Asistencia a Víctimas, Mary Acosta, por teléfono al (858) 490-8353.
