SAN DIEGO — Encontrarse. Escuchar. Discernir.
Eso es lo que el Papa Francisco solicita de los Católicos alrededor del mundo. Pide que se conozcan para verdaderamente comprender las experiencias de los demás en la Iglesia, comenzando así un proceso para hacerla más inclusiva y acogedora.
Este proceso está en el corazón de una monumental iniciativa llamada “Sínodo Sobre Sinodalidad”, que el Papa lanzó formalmente el pasado 10 de octubre y comenzó en las diócesis una semana después.
En términos sencillos, un “sínodo” es una reunión de líderes de la iglesia, mientras que la palabra “sinodalidad” se refiere a la manera en como se toman las decisiones.
America, The Jesuit Review explica lo que es sinodalidad de la siguiente manera, “es un modelo que incluye escuchar a un amplio rango de personas para posteriormente discutir los temas con la intención de escuchar hacia donde está llamando el Espíritu Santo a Su Iglesia”.
Según el documento que el Vaticano publicó para preparar a las diócesis para el sínodo, esta colaboración “permite que toda la Gente de Dios camine unida hacia adelante para participar en la misión de la iglesia y la comunión que Cristo establece entre nosotros”.
El objetivo del sínodo es identificar las barreras que impiden que las personas y comunidades participen plenamente en la vida de la Iglesia y, al final, proponer formas para eliminarlas.
El Papa comenzó el sínodo de tres años con una Misa en la Basílica de San Pedro el 10 de octubre. Una semana después los obispos del mundo lanzaron la fase diocesana del sínodo, la cual durará hasta abril del próximo año. Localmente, el obispo Robert McElroy inició el “viaje sinodal” en la diócesis de San Diego con una Misa el 17 de octubre en el Centro Pastoral, a la cual asistieron representantes de parroquias, comisiones Católicas culturales, sacerdotes y religiosas.
“Comenzamos este proceso sinodal cuando se nos pide que miremos en nuestro corazón y alma como iglesia local y nos preguntemos: ¿Hasta qué punto incorporamos en nuestras vidas los principios de la sinodalidad? ¿Cómo podemos avanzar para hacerlo?», comentó el Obispo. «Las diócesis de todo el mundo están comenzando con el mismo cuestionamiento sobre su vida eclesial, no con un sentimiento de miedo, sino con un sentido de apertura y alegría a lo que el Espíritu Santo de Dios nos revelará en el proceso».
Durante la Misa, describió el camino que seguiría la diócesis en el sínodo. A lo largo de los próximos cuatro meses, la Iglesia local en todos sus niveles emprenderá un “profundo examen de conciencia” para discernir el grado en que las características de sinodalidad están presentes en la iglesia local, y en donde están ausentes.
Esta información se compartirá con la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. y el Vaticano, quienes la utilizaran para preparar el Sínodo de Obispos universal a realizarse en 2023.
Más importante aún, enfatizó el Obispo, los hallazgos del examen de conciencia se convertirían en la base de un proceso que comenzará el próximo febrero y se extenderá hasta 2023 “que buscará transformar nuestra iglesia local al traer las cualidades de la sinodalidad con mucha más fuerza a la vida de nuestras parroquias, escuelas, instituciones y la diócesis en su conjunto”.
El Obispo señaló que ha designado una comisión de 17 mujeres y hombres para coordinar este proceso, incluyendo líderes laicos; líderes en temas de justicia, paz y vida; y aquellos que atienden a las comunidades marginadas. Además, anunció que habrá procesos distintos para los condados y comunidades de San Diego e Imperial, procesos que reflejen sus características particulares.
“Como el pueblo de Israel que viajaba por el desierto, así nosotros nos embarcamos en este camino sinodal sin estar seguros de a dónde nos llevará”, dijo el Obispo, “confiando solo en la creencia de que Dios guiará nuestro camino y hará más profundo nuestro sentido de la comunidad a la que hemos sido llamados a pertenecer”.
