(SAN DIEGO) — “Siempre va a ser una herida que vamos a tener tatuada en el corazón”. Así se refirió Rosario Carrillo al aborto que sin saber se vio obligada a tener cuando tenía tan solo 18 años de edad.
“Uno piensa que salió de un problema, pero no se da cuenta que es ahí donde el problema comienza”, agregó su esposo de 27 años, Martín.
La vida de Rosario fue un calvario desde el momento que nació. Fue la más pequeña de seis hermanas. Su padre, quien deseaba un niño, la abandonó después de su bautizo. A los 13 años su madre la trajo a vivir de Guanajuato a Escondido y “ahí comenzó el martirio más grande de su vida”, Rosario era abusada sexualmente de manera recurrente por un familiar. Lo más desgarrador era que todo el círculo familiar sabía que estaba siendo abusada y no hicieron nada al respecto.
Cuando tenía 15 años, una tía la llevó a una fiesta. Ahí conoció a Martín, quien en ese entonces tenía 17 años, formaba parte de una pandilla y estaba involucrado en el mundo de las drogas. Bastó solo una noche para que tuvieran relaciones.
“Al tiempo yo supe que ella (su tía) habló con mi esposo y le dijo que me tenía que traer porque ella sabía que habíamos tenido relaciones y que, si ellos denunciaban, a mi esposo lo iban a meter a la cárcel”, contó Rosario. Martín invitó a Rosario al cine y nunca más la regresó a su casa.
“Yo no tuve la opción de que alguien me preguntara si me quería casar, nunca tuve la oportunidad de pensar en el matrimonio”, dijo la mujer de 44 años.
Sobra decir que, ante estas circunstancias, el matrimonio de Rosario y Martín no era muy sólido, Martín seguía consumiendo drogas y al poco tiempo comenzó la violencia doméstica.
“A los seis meses de estar juntos yo me quería regresar a mi casa y mi mamá me dijo que no me quería que ya me tenía que quedar ahí”, comentó Rosario. “Nos crían diciendo esa es tu cruz. Además, yo me sentía sucia por lo del abuso (sexual del familiar) y pensé, ‘pues aquí me tengo que aguantar’”.
Rosario salió embarazada de su primer hijo al poco tiempo de estar juntos. A los dos años, el matrimonio tuvo a su segunda hija y tan solo 7 meses después Rosario estaba embarazada de nuevo. Para este entonces Martín se encontraba rehabilitándose de su adicción a las drogas.
Cuando Rosario, quien en ese entonces tenía 18 años de edad, le informó a Martín que está embarazada por tercera ocasión, éste no lo tomó nada bien, incluso le dijo que ese bebé no podía ser suyo.
Martín y su suegra se pusieron de acuerdo para que Rosario abortara. Martín le dio el dinero a su suegra y la madre de Rosario envió a una amistad de ella a recoger a su hija, quien con engaños la llevó a una clínica. Rosario no sabía inglés, no entendía lo que la amiga de su madre y la enfermera estaban diciendo y creyó que era una simple revisión.
“Recuerdo ver un foco muy grande, escuchar como una aspiradora y empezar a marearme. Quise levantarme y una enfermera me gritó que no me moviera”, recordó Rosario. “Después de ahí, empecé a tener sentimientos como de un vacío. Llegué a la casa y una concuña me preguntó qué me pasaba y le dije que creía que había perdido al bebé”. Nadie preguntó más y así quedó.
“Cuando pasó lo del aborto yo no sentía remordimiento”, comentó Martín. “No sabía lo que significaba un aborto”.
Tanto dolor hundió a Rosario en una profunda depresión, incluso trató de quitarse la vida en varias ocasiones. Pero un día lo que parecía una tragedia resultó ser una gran bendición, su cuarto hijo nació con problemas de desarrollo, lo que la obligó a llevarlo a terapias. Uno de esos días en los que Rosario llevó a su hijo a la terapia, una de las terapeutas comenzó a preguntarle sobre su propia historia y fue así como comenzó a sanar.
Al mismo tiempo su primogénito, de entonces 10 años, empezó a ir solo a la iglesia. Fue él quien comenzó a traerle folletos a Rosario para que se diera la oportunidad de vivir un retiro. “Nosotros decimos que Dios siempre ha estado a nuestro lado tocándonos el corazón y a la puerta por medio de nuestro hijo”, afirmó.
Rosario asistió a varios retiros hasta que llegó a su vida la “Esperanza de Raquel”, un taller de fin de semana para sanación y reconciliación después del aborto para mujeres Católicas.
Rosario se inscribió, vivió su retiro y posteriormente, se quedó sirviendo en dicho ministerio.
Mientras tanto, Martín ya estaba tranquilo y rehabilitado, con una vida más estable, pero no lograba sanar su parte del aborto.
“Yo a ella la veía muy contenta, ya no era la mujer de antes que sufría mucho. Yo quería ser como ella porque yo estaba sufriendo en soledad”, recordó. “En ocasiones me levantaba y pensaba en cómo hubiera sido la carita de mi niño, qué color tendría, si sería hombre o mujer. Me lo imaginaba todos los días, era un martirio”.
Entonces Martín se acercó a los coordinadores de “Esperanza de Raquel” y les pidió que también desarrollaran un programa para hombres que han pasado un aborto. Ahora, el ministerio provee para hombres y mujeres que han vivido la experiencia de un aborto, pérdidas de bebé y abuso sexual.
“Ese retiro fue un paso importante en mi sanación. Ahí lo pude ver (a su bebé), lo pude encontrar y ponerlo en las manos de nuestro Señor”, dijo Martín. “Bendito retiro nos dio la fuerza para seguir sanando”.
Debido al impacto que “Esperanza de Raquel” tuvo en sus vidas, el matrimonio decidió dedicarse en cuerpo y alma a su servicio. Ahora ayudan a parejas que han pasado por lo mismo.
“Primero hablamos con ellos, les recordamos que Dios los ama, les compartimos nuestro testimonio y les aseguramos que Dios les tiene un regalo en ese retiro. Los animamos a que se den la oportunidad para encontrar la sanación que están buscando, para que ya no sufran en silencio”, comentó Martín.
“En ‘Esperanza de Raquel’ van a encontrar la sanación, salvación y el amor de Dios”, aseguró.
Los retiros son cada cierto tiempo, pero los interesados pueden acercarse al ministerio en cualquier momento.
Información
Quienes necesiten mayores informes pueden visitar la página www.rachelshope.com o comunicarse por teléfono con Martín y Rosario Carrillo al (760) 407-7321
El próximo retiro para mujeres es el sábado, 12 de noviembre en el Centro Pastoral diocesano. “No tengan miedo, este programa ofrece sanación tanto espiritual como psicológica”, dijo Rosario. El cupo es únicamente de entre 10 y 15 participantes para poder ofrecer una atención individual.
¿Busca sanación después de un aborto? Visite www.rachelshope.com o comuníquese con Martín y Rosario Carrillo al (760) 407-7321
La página sdcatholic.org/sialavida ofrece información en español para apoyar a mujeres embarazadas y sus familias.