Por Iliana De Lara
Con el programa de Comunidades Solidarias, la Diócesis Católica de San Diego en colaboración con Catholic Relief Services (CRS, por sus siglas en inglés) brinda una nueva oportunidad para poner en práctica la fe.
“Las comunidades solidarias son grupos de voluntarios que buscan comprometerse a un nivel más profundo. Se benefician de una organización, como es CRS, que les ofrece esa estructura necesaria para llevar a cabo acciones que ayudan a impulsar un impacto de cambio para beneficio de los más vulnerables del mundo”, dijo María Guadalupe Arroyo, Directora Regional de CRS Oeste.
CRS es una agencia nacional humanitaria que trabaja con organizaciones alrededor del mundo para ayudar a los más pobres a superar emergencias, a ganarse la vida a través de la agricultura y tener acceso a un sistema digno de salud, entre otras cosas. CRS aborda las cuestiones globales de injusticia y las comunidades solidarias les ayudan a abordar y avanzar políticas justas, específicamente en el área de abogacía, incidencia social y cabildeo.
El trabajo de las comunidades solidarias se centra alrededor de acciones legislativas que toman diferentes formas tales como investigar funcionarios electos, escribir cartas a un representante, hacer llamadas telefónicas a representantes organizar una reunión con ellos y firmar cartas de acción. Los miembros de las comunidades aprenderán la estrategia de estas acciones, y a identificar el momento en el que se tendrán mayor influencia.
“Nos van a dar ideas y oportunidades para poder poner en acción nuestra fe de manera local pero que también va a tener eco a nivel nacional e internacional. Con mucha alegría y entusiasmo empezamos este primer grupo de solidaridad”, comentó la Canciller María Olivia “Marioly” Galván.
“Es una labor muy linda que ha sido parte de nuestra fe desde siempre, abogar por los más necesitados, por comunidades más justas; alzar nuestra voz frente a quienes son los líderes en esos momentos, hacer nuestra parte como fieles ciudadanos, representando a nuestra comunidad católica”, dijo Arroyo. “Así que formamos parte de una tradición muy antigua de nuestra fe, desde los profetas del antiguo testamento, que bonito seguir en ese linaje”.
La diócesis y CRS hacen una cordial invitación a formar parte de una comunidad solidaria a toda persona que tenga el deseo de ayudar de manera urgente y con impacto global a los más pobres y vulnerables del mundo. Pero que además ese deseo sea trabajando con lo legislativo, trabajar como Iglesia con representantes y avanzar pólizas; siempre desde la voz católica.
Este año las comunidades ayudaron a pasar la legislación del Global Child Thrive Act, que se enfoca en el desarrollo infantil. “Pensamos en la protección de la dignidad humana, especialmente con los niños que son el futuro. Ayudar a que ellos florezcan y crezcan de una manera que logren alcanzar su plenitud. Contribuir recursos para que esa ayuda se pudiera repartir a nivel internacional para ayudar al desarrollo de los niños”, comentó Arroyo. “Y con el trabajo de abogacía, incidencia y cabildeo que hicieron las comunidades junto con otras personas ¡pasó!, pasó en enero, un logro de las comunidades que aún estamos celebrando”.
La próximas sesiones serán el jueves, 4 de marzo, y el martes, 23 de marzo, ambas 7-8:30 p.m. vía Zoom. Los interesados se pueden unir a esta comunidad, o bien, pueden ayudar a construir una comunidad nueva, puede ser de parroquianos, grupo de amigos o familia.
Más información sobre el programa de Comunidades Solidarias está disponible en el teléfono (619) 345-0617 ó por correo electrónico a crswest@crs.org.