Por David Agren
CIUDAD DE MÉXICO — Durante un viaje a México, el secretario de Estado del Vaticano pidió a los mexicanos superar las divisiones y la violencia que aflige al país, algo por lo que dijo que oró en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
El cardenal Pietro Parolin también contó que había compartido esos sentimientos con el presidente de la nación, Andrés Manuel López Obrador, durante un desayuno el 21 de junio.
«Allí pude rezar especialmente por la paz y la reconciliación en el mundo y en particular aquí, en México, para que, con la ayuda de Dios y la protección de la Morenita, puedan superar la cultura de división y violencia e instalar una verdadera cultura de fraternidad y solidaridad”, expresó el cardenal Parolin en la Ciudad de México, tras una reunión con el presidente y antes de asistir a una recepción en la nunciatura.
Estos comentarios concluyeron su visita de cinco días a México, donde el cardenal Parolin celebró la ordenación episcopal de un nuevo nuncio apostólico en rumbo a Papúa Nueva Guinea, el arzobispo mexicano Fermín Sosa Rodríguez, como también una misa en la Basílica de Guadalupe.
No se conocieron detalles sobre la visita a López Obrador, y la conferencia episcopal mexicana no comentó.
«México valora el carácter valiente y transformador del papa Francisco, quien, desde que asumió el papado en 2013, ha dado prioridad a los menos favorecidos y a la causa de la paz», señaló el canciller Marcelo Ebrard, encontrando puntos en común entre el papa y el presidente de México. Este último basó su campaña presidencial en poner «a los pobres primero».
La visita del cardenal Parolin se produjo cuando la conferencia de obispos y el presidente experimentan una relación no muy fuerte; López Obrador ha buscado vínculos más estrechos con líderes evangélicos. Además, declaraciones de los obispos sobre la pandemia y la inmigración contenían algunas críticas, que observadores dijeron fueron más duras con López Obrador que con presidentes anteriores.
Algunos católicos han expresado exasperación con López Obrador, quien envió dos cartas al papa Francisco, pidiendo a la Iglesia que se disculpe por su papel en la conquista española de México en el 500 aniversario en 2021 — algo que la Iglesia dice que ya ha hecho.
Sin embargo, no hubo roces durante la estadía del cardenal Parolin en la Ciudad de México, donde fue nombrado «invitado distinguido» por la alcaldesa Claudia Sheinbaum.
El cardenal Parolin planteó el bicentenario de México logrando su independencia de España — que se celebra en 2021 — como una oportunidad para la reflexión y una nueva relación de iglesia y estado, después de muchos años de discordia.
«Doscientos años después de este hecho histórico, es legítimo y oportuno hacer un balance, pero es aún más necesario dar un impulso renovado a la visión, los valores, y los sentimientos de adentro que animaron este proceso histórico», dijo el Cardenal Parolin.
«Ha llegado el momento de un renovado pacto de colaboración, marcado por un profundo respeto por la legítima distinción entre estado e Iglesia, un pacto basado en el principio del laicismo», agregó el cardenal Parolin. «Por eso (y) desde hace algún tiempo, se habla de laicismo positivo y, también, de laicismo constructivo».
La unidad y la reconciliación fueron temas de conversaciones del cardenal Parolin en México.
En su homilía del 20 de junio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el cardenal describió a México y muchos países de América Latina como un «barco golpeado por el viento y las olas» debido a «la desigualdad social, la pobreza, la violencia del crimen organizado, la división por motivos políticos y causas sociales, e incluso religión».
Él también habló de un «México que necesita reconciliarse consigo mismo, reencontrarse como hermanos, perdonarse, unirse como sociedad (y) superar la polarización».
El cardenal Parolin, que calificó la división de la fe y la vida como «uno de los escándalos más graves que los cristianos pueden dar al mundo», prosiguió: «Reconocemos que el encuentro con Jesucristo sigue siendo el don más valorado y trascendente para los pueblos y culturas de este país y el continente americano. Para abrir mejores caminos hacia el futuro, un futuro de reconciliación y armonía, tenemos que consolidar y profundizar nuestra fe en Jesucristo».