SAN YSIDRO – Los padres jesuitas de Nuestra Señora de Guadalupe en San Diego encontraron el lugar perfecto para renovar su compromiso con los inmigrantes: En una parroquia en esta comunidad fronteriza con una vista a los cerros de Tijuana.
El Padre Neal Wilkinson, SJ, conocido sencillamente como “El Padre Pepe”, llevó a cabo una Misa especial el 24 julio que comenzó en la tarde, justo cuando se empezaban a encender las luces de Tijuana, y terminó en la oscuridad de la noche.
La Misa se realizó en el estacionamiento de la parroquia Nuestra Señora de Monte Carmelo en frente de un pequeño jardín que fue dedicado hace dos años a los migrantes que habían perdido su vida en el pasaje al norte.
“Estamos aquí para recordar a nuestros hermanos inmigrantes”, dijo el Padre Pepe. “Estamos aquí para pedir paz y justicia para nuestro mundo”.
Alrededor de 75 personas asistieron la Misa, la mayoría de ellos parroquianos de Nuestra Señora de Guadalupe en Barrio Logan. Fue uno de los eventos especiales que los jesuitas realizaron en julio para celebrar el Mes Ignaciano.
“El Señor nos está acompañando en estos tiempos difíciles”, dijo el Padre. “Estamos aquí por nuestros hermanos que han sido deportados, para pedir por sus familias, para pedir misericordia para nuestro país que está haciendo tanta injusticia. Estamos aquí para pedir por la conversión de nuestrosgobernantes y los que le tienen miedo a los inmigrantes”.
El día antes, el Padre Pepe había pedido en su parroquia que la gente escribiera los nombres de personas afectadas por la deportación. Uno por uno leyó esos nombres durante la Misa, e invitó que los presente compartieran en voz alta el nombre de un ser querido que había sido detenido o deportado.
Y también pidió que oraran por otro grupo: Los agentes de “la migra”.
“Es trabajo difícil para ellos también. Todos somos hijos de Dios.”
Después de Misa, Marta Flores explicó por qué se había voluntariado para presentar una de las lecturas.
“Es un llamado de Dios ayudar a nuestros hermanas y hermanos que sufren esto en carne propia”, dijo Flores, una parroquiana de cinco años en Nuestra Señora de Guadalupe.
Instó a todos a seguir orando para que el gobierno “pueda ver con compasión a nuestros hermanas y hermanos que venimos aquí, porque yo soy emigrada también. Venimos a una esperanza y que no nos apaguen la esperanza”.
El Padre John Auther, el párroco de la iglesia en Barrio Logan, también asistió la Misa. Explicó que la ordenación de cuatro padres jesuitas se llevará a cabo en Nuestra Señora de Monte Carmelo el próximo verano. Fue seleccionada precisamente por su ubicación en la frontera para subrayar el compromiso de servir a los inmigrantes.