SAN DIEGO — La Iglesia a nivel nacional, estatal y local ha levantado su voz en contra del racismo, haciendo un llamado a la transformación en los sistemas que discriminan a los afroamericanos y a otras comunidades de color. De igual manera, invita a los católicos a que aprovechen este momento para actuar, no solamente para “unirse en silencio”.
El Obispo de San Diego Robert W. McElroy emitió tres declaraciones en junio en las que abordó el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis, así como las continuas protestas en el país exigiendo justicia racial.
En “Encontrando Gracia Dentro de la República del Sufrimiento”, una declaración emitida el 1 de junio, el Obispo reconoció que “el peligro y la carga de una pandemia nos han desgastado”.
“Y junto con este agotamiento…, la falla sísmica que es la peor vergüenza del pasado y presente de nuestra nación – nuestro legado de prejuicio racial, violencia y silencio – ha estallado una vez más y ahora rasga la tela de nuestra sociedad”, continuó. “El asesinato de un hombre -George Floyd- transmite el mal de 400 años de opresión racial”.
“¿Dónde queda la gracia en un momento como este?”, preguntó el Obispo.
“Yace en las palabras de Terence Floyd, hermano de George Floyd, quien en medio de un dolor abrumador señaló el camino a seguir para nuestra nación cuando pidió una unidad pacífica para reemplazar la unidad destructiva del saqueo, la violencia, el nacionalismo divisivo y el tribalismo partidista. Estamos en un momento que llama a un compromiso imparable para forjar una nueva solidaridad en nuestra nación, encontrando en el mismo sufrimiento de estos últimos meses bases de compasión y unidad, amistad y paz”.
El Obispo celebró una Misa el 6 de junio en la parroquia La Inmaculada para rezar con los sacerdotes y diáconos de afroamericanos de la diócesis, así como con líderes de la comunidad católica afroamericana.
“Debemos enfrentar la realidad que desde la primera vez que un hombre negro fue traído por la fuerza a Virginia para trabajar como esclavo, la comunidad afroamericana en los Estados Unidos ha sido colgada de la cruz de manera sistemática en rivalidad únicamente con la manera en que nuestro país trata a los indígenas”, dijo el Obispo en su homilía.
“Este tiempo en la cruz continúa en los legados interconectados de la esclavitud y los prejuicios raciales que han producido barreras económicas y sociales para el progreso de la comunidad afroamericana en todos los sectores de nuestra vida nacional…
“Nuestro amor por Jesucristo debe obligarnos a movernos de manera dramática e incesante a terminar con el sufrimiento institucionalizado que la comunidad afroamericana ha tenido que soportar a lo largo de la historia. No podemos simplemente pasar en silencio como lo hizo la multitud mientras crucificaban a nuestros Señor”.
El Obispo unió su voz a la de otros 20 líderes cristianos, judíos y musulmanes que realizaron una rueda de prensa el 11 de junio en el Centro Pastoral diocesano. Pidieron la reforma de los sistemas policiales, judiciales y penales. Y prometieron trabajar con sus congregaciones para crear conciencia sobre el racismo y lo que pueden hacer para erradicarlo.
El Obispo McElroy es presidente de la Conferencia Católica de California y el Obispo Auxiliar John P. Dolan encabeza su comité ad hoc sobre racismo. El Obispo Dolan coordinó la producción de un vídeo del Vía Crucis para llamar atención sobre la historia racial del estado y para orar por su fin. La Conferencia lo lanzó al aire el 19 de junio, día en que la comunidad afroamericana celebra la emancipación.
Cada una de las 12 (arqui)diócesis y dos eparquías en el estado grabaron un segmento en una locación con un profundo historial racial. Estos incluyeron la Estación Fruitvale BART de Oakland, la primera Iglesia Católica Afroamericana de California, y una de las primeras escuelas públicas en desagregarse.
La diócesis de San Diego grabó la décima estación, donde Jesús es despojado de sus prendas, en una locación en la vecindad de North Park donde fue la sede de KKK en 1920.
“Parte de la humillación de la crucifixión era que al prisionero se le despojaba de sus prendas. Esto se hacía con la intención de negar su dignidad a la persona condenada”, comentó el Obispo en el video.
“El racismo también intenta despojar a otros de su dignidad…La historia de nuestra nación está empañada por la esclavitud de los afroamericanos, la Ley de Jim Crow, maltrato a los indígenas, leyes de exclusión de los chinos, campos de internamiento japoneses y discriminación antihispana. Estos patrones de racismo florecieron en parte porque la gente ‘buena’ con demasiada frecuencia permaneció en silencio.
“Estamos llamados a transformar a nuestra sociedad en el amor de Dios. Sin embargo, nuestra sociedad aún permite que algunos sean despojados de su dignidad…¿Cómo no vamos a estar humillados ante la cruz, sabiendo que hemos fallado en proteger adecuadamente la dignidad de todos nuestros hermanos y hermanas?”.
Mientras tanto, la misma Iglesia se convirtió en blanco de protestas. Manifestantes derribaron dos estatuas de Junípero Serra en San Francisco y Los Ángeles durante en junio. Durante años los líderes indígenas han sostenido que el misionero franciscano había permitido que los gobernantes españoles cometieron atrocidades contra sus antepasados. Serra fundó las primeras nueve misiones construidas en California en el siglo 18, comenzando con la Misión de Alcalá en San Diego.
En un comunicado, la Conferencia Católica de California dijo que los manifestantes no habían considerado los sacrificios heroicos que el ahora Santo tuvo que hacer para proteger a la gente indígena de California de los conquistadores españoles.
“La realidad histórica es que Serra continuamente presionó a las autoridades españolas para un mejor trato de las comunidades nativo-americanas…Fue un hombre adelantado a su tiempo que hizo grandes sacrificios para defender y servir a la población indígena y trabajar en contra de una opresión que se extiende mucho más allá de la era de la misión”.