SAN DIEGO — “La corresponsabilidad es sólo recaudar dinero, ¿verdad?”
Cuando Koren Ruíz, fundador y presidente de Corresponsables de Dios, planteó esta pregunta en una reciente conferencia sobre evangelización y discipulado, estaba seguro de que los aproximadamente 180 participantes sabían que la respuesta correcta era “no”.
La conferencia, patrocinada por las Oficinas Diocesanas de Corresponsabilidad y de Evangelización y Ministerio Catequético, se celebró el 27 de abril en la Parroquia Nuestra Madre de la Confianza. El tema fue “Señor, ¿Qué quieres de mí?”.
La corresponsabilidad implica compartir el tiempo, el talento y los tesoros con la Iglesia, y los tres componentes son “igual de importantes”, dijo Ruíz, quien ha dirigido conferencias en la diócesis anteriormente.
Así, la persona que deja una donación considerable en la canasta de la colecta no debe considerarse exenta de ofrecer su tiempo como voluntario en la parroquia. De igual manera, la persona que siempre está presente para preparar mesas para los eventos parroquiales o que comparte su talento cada semana como parte del apostolado de música no debe considerarse dispensada de hacer contribuciones financieras.
Ruíz enfatizó que la corresponsabilidad es parte de un camino de vida, no algo en lo que podamos esperar alcanzar la perfección para luego volvernos complacientes.
“No se trata de las cantidades,” dijo. “Se trata de un sacrificio equitativo y de dar de manera proporcional a la manera en que hemos sido bendecidos en nuestras vidas”.
Ruíz señaló que los obispos de Estados Unidos han identificado ciertas características que marcan a los buenos corresponsables.
La primera es la gratitud.
“Un buen corresponsable recibe y reconoce el don de Dios con una actitud de gratitud,” dijo, y agregó que lo primero que debemos hacer al despertar es dar gracias a Dios por otro día. Con esta mentalidad, las personas pueden estar agradecidas incluso por los desafíos.
La segunda característica de un buen corresponsable es la capacidad de “desarrollar” o “multiplicar” los dones que hemos recibido, explicó.
Recordó la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30), en la que un terrateniente confía parte de su dinero a tres siervos antes de emprender un largo viaje. Dos de los siervos duplican el dinero durante la ausencia de su amo y le devuelven el doble de lo que recibieron; el otro siervo, que entierra el dinero en lugar de invertirlo, devuelve la cantidad original y nada más.
“Si tienes un don particular necesitas cultivarlo y asegurarte de que crezca de la manera correcta,” comentó.
La tercera característica es que un buen corresponsable comparte sus dones “con amor y justicia”.
“Estamos llamados a estar agradecidos por nuestros dones, llamados a cultivarlos, llamados a compartirlos con amor y justicia, para que más tarde podamos devolverlos a Dios con un incremento”, dijo Ruíz.
La conferencia también incluyó sesiones de trabajo dirigidas por Maryanne Russell, directora de evangelización y corresponsabilidad en la Parroquia de Santa Brígida; el padre Efraín Bautista, párroco de la Parroquia de Corpus Christi en Bonita; y el padre Edmundo Zárate-Suárez, párroco del Santuario de San Judas del Oeste. El obispo auxiliar Felipe Pulido dirigió una oración de apertura y, hacia el final de la conferencia, hubo un período de adoración Eucarística.
Román Becerra, miembro de la Parroquia de San Didaco, dijo: “A mi esposa y a mí nos encanta servir, y una de las cosas que me atrajo a esta conferencia fue descubrir cómo puedo compartir eso con otros, cómo puedo involucrar a otros en mi parroquia”.
“Esta conferencia llega en un momento emocionante para nuestra Iglesia local”, dijo Marioly Galván, canciller diocesana y directora de Ministerios Pastorales. “Somos un pueblo impulsado por la misión y, como tal, debemos trabajar colectivamente hacia la unidad. … Necesitamos tomar en serio nuestro llamado a ser discípulos misioneros, si queremos ser el cambio que anhelamos ver en nuestra Iglesia”.
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