El padre Efraín Bautista, párroco de la Parroquia Corpus Christi en Bonita, recientemente pudo presenciar de primera mano “la intensa labor que se requiere para tener cerezas en nuestra mesa”.
El sacerdote fue uno de los 14 participantes en un Viaje de Inmersión Pastoral patrocinado por la Catholic Extension Society, que se llevó a cabo del 9 al 11 de julio en Yakima, Washington.
La Diócesis de Yakima alberga una creciente población migrante dedicada a la agricultura y, en su mayoría, Católica. Los trabajadores temporales llegan en junio para la temporada de cerezas. El trabajo es intenso; algunos comienzan su jornada en el campo a las 4 a.m.
Financiado por la Fundación Lilly Endowment Inc., el Programa de Inmersión Misionera tiene como objetivo ampliar la conciencia de los líderes eclesiales sobre las actividades misioneras de la Iglesia.
El padre Bautista participó en este viaje junto con otros sacerdotes de las Arquidiócesis de Newark, Chicago y Nueva Orleans.
Los sacerdotes participaron en el Ministerio del Vagón de Lectoescritura, que atiende a maestros, estudiantes y niños, hablaron con familias migrantes y leyeron a los pequeños. También se reunieron y participaron en la Misa que se realizó en un campamento migrante. El Vagón y la Misa son parte de un amplio esfuerzo por llevar la Iglesia a los trabajadores migrantes al lugar donde viven, según la información proporcionada por la Fundación.
“Fue una experiencia reveladora poder ver los sacrificios que muchas de estas familias hacen para proveer a sus seres queridos, incluyendo el comenzar a trabajar desde muy temprano para ganarle al calor de Washington”, comentó el sacerdote.
“Entre las cosas que más se quedaron conmigo está la necesidad de ver a la Iglesia más allá de la Diócesis de San Diego”, dijo.
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