Por Román Flores
EL CENTRO – “Nos estábamos arriesgando mucho”.
Así es como Alexandre Ferrerira describió la decisión de salir huyendo de Brasil con su esposa y dos hijos, de 8 y 12 años.
“No teníamos otra opción”, dijo. “El peligro que nos rodeaba no era algo que quería para mis hijos, o peor aún, correr el riesgo de perder a alguno de ellos”.
Ferrerira compartió su historia de manera breve mientras su familia esperaba subir a una camioneta que los transportaría del hotel en El Centro a Yuma, donde tomarían un vuelo hacia Boston para reunirse con su hermana.
El es una de las muchas personas a las que Caridades Católicas ha ayudado desde el 5 de abril tras ser liberados por las autoridades de inmigración de los Estados Unidos mientras esperan la autorización a su petición de asilo.
Ferrerira habló en portugués, sus palabras fueron traducidas por Nadine Toppozada, quien dirige Servicios de Inmigrantes y Refugiados para Caridades Católicas de San Diego.
Afirmó que sus hijos se enfrentaban a un futuro “que hubiera estado lleno de violencia, falta de educación, peligro y enfermedades…Decidimos dar el primer paso en este viaje, confiar en Dios y caminar hacia adelante”.
Agregó que la familia estuvo detenida entre ocho y diez días por Aduanas y Protección Fronteriza. En determinado momento, estuvo separado de su esposa e hijos durante seis días.
“Llegas a un lugar tan oscuro, no existe nada peor que eso, lo único que podía hacer era pedirle a Jesús que me tomara de la mano y me guiara”.
Sus palabras llenaron de lágrimas los ojos de quienes lo escuchaban.
Ferrerira comentó que no sabía qué esperar cuando finalmente fue liberado de la detención.
“Me bajé del camión y la señorita (de Caridades Católicas) me recibió con una sonrisa. Esa fue la primera vez que vi sonreír a alguien”.
“Sin mi fe nunca lo hubiera logrado”, aseguró el joven padre.