SAN DIEGO — A medida que inicia un nuevo año académico los estudiantes no serán los únicos con tareas por realizar.
Leticia Oseguera, la nueva superintendente de escuelas de la diócesis, está segura de que este también será un “año de aprendizaje” para ella.
Oseguera, quien asumió el liderazgo de la Oficina de Escuelas de la diócesis en julio, buscará que cada una de las 50 primarias y secundarias Católicas de la diócesis brillen. Eso significa tener un buen número de inscripciones, maestros altamente capacitados, y cautivar a los estudiantes, quienes no solo adquieren conocimientos académicos, sino que también crecen en su fe.
Pero antes de que pueda verdaderamente ayudarlos, necesita conocer bien los colegios.
Dentro de los primeros meses del año escolar, Oseguera espera poder visitar todas y cada una de las escuelas en la diócesis y reunirse con sus directores y párrocos.
No quiere hacer suposiciones basadas en su experiencia personal en la Academia Mater Dei Juan Diego en Chula Vista, donde recientemente completó cinco años como directora. Más bien, tiene la intención de escuchar detenidamente la evaluación de los propios directores sobre las fortalezas y áreas de crecimiento de su escuela.
Con estas conversaciones, Oseguera espera poder identificar áreas de desarrollo tanto para cada escuela en específico como a nivel diocesano.
“Tenemos algunas escuelas que pueden estar batallando, y tenemos algunas escuelas que son prósperas, pero todas necesitan algún tipo de apoyo”, aseguró Oseguera, quien cuenta con 19 años de experiencia en educación, incluyendo siete de ellos en escuelas públicas y 12 en la diócesis de San Diego. “La pregunta es: ¿Cuáles son las necesidades específicas de esa escuela, y cómo podemos apoyarlos?”
La superintendente también se compromete a continuar la “cultura de colaboración” que inició John Galván, quien estuvo antes que ella en este cargo, junto con la doctora Julie Cantillon y Matt Cordes, directores asociados de dicha oficina.
“Estamos todos juntos en esto, y estamos para apoyarnos los unos a los otros, aprender de nuestros compañeros y crecer juntos”, dijo.
Otra de sus prioridades será hacer lo que sea necesario para apoyar a los maestros y, especialmente, a los directores.
“Creo que el puesto de director es fundamental para garantizar que tengamos una escuela próspera”, aseguró. “Si el líder es el líder adecuado para esa escuela, entonces la escuela brillará”.
Originaria de México, Oseguera quiso convertirse en maestra para ayudar a que más niños recibieran una educación de calidad. Como superintendente de las escuelas diocesanas, ahora está en condiciones de apoyar a los niños de las escuelas Católicas en los condados de San Diego e Imperial.
Dijo que comprender que la accesibilidad y la asequibilidad de una educación Católica es una preocupación para las familias de nuestra diócesis.
“Esta es un área que quiero explorar, analizar y trabajar en conjunto con nuestras escuelas y parroquias para abordar”.
Asegura que su nuevo cargo es “más que un sueño hecho realidad”.
“Es una gran responsabilidad, por lo que lo tomo muy en serio…trabajaré arduamente para cumplir con este compromiso que tengo con nuestros estudiantes y sus familias. Ellos son nuestro futuro, por lo tanto, tenemos el futuro en nuestras manos”.