Oran, Luego Hacen Ejercicios

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El programa "Fe en Acción" ofrece clases de ejercicio gratuitas en español para mujeres en algunas parroquias. En la foto podemos ver un grupo de mujeres de la Iglesia Cristo Rey durante una de las clases. (Foto de David Maung.)

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SAN DIEGO — Si te asomas al salón parroquial de la Iglesia Cristo Rey en San Diego tres días a la semana, verás a mujeres hispanas con camisetas rojas haciendo ejercicio, bailando y, sobre todo, sonriendo al ritmo de alegre música.
Estas mujeres están participando en un programa llamado “Fe en Acción”, una colaboración de 13 años entre investigadores de la Universidad Estatal de San Diego y la Diócesis Católica de San Diego. El objetivo es mejorar la salud y el bienestar de las mujeres al ofrecer, en sus iglesias, clases de ejercicio gratuitas en español dirigidas por feligreses capacitados.
Actualmente, ocho parroquias en todo el condado de San Diego ofrecen el programa, desde Chula Vista hasta San Marcos, y cinco más planean comenzar este verano. Los investigadores están invitando a más parroquias a participar.
En el corazón de este esfuerzo está el entendimiento de que la fe y la comunidad son indispensables para mantener la salud y el bienestar de los individuos. Las mujeres latinas, pilares en sus familias y comunidades, enfrentan desafíos de salud únicos debido a normas culturales, factores socioeconómicos y barreras generalizadas.
El programa “Fe en Acción” adopta un enfoque integral, centrándose en la salud física, la cual también puede mejorar el bienestar mental, emocional y espiritual dentro de un entorno de confianza, dijo Isela Martínez Sanromán, gerente de proyectos del programa y parte del Institute of Community and Behavioral Health (Instituto de Comunidad y Salud Comportamental) de SDSU.

A Rezar y A Bailar
En una reciente mañana de miércoles, un grupo de alrededor de 20 mujeres llegó a la parroquia alrededor de las 10 a.m. para su clase de ejercicio, llevando consigo sus tapetes y botellas de agua. Las mujeres, de entre 30 y 70 años, se saludaron como si fueran grandes amigas.
Su instructora, María Pedroza, dio inicio a la clase con una oración mientras las mujeres se tomaban de las manos.
“Señor, te damos gracias por este día. Porque tú nos das vida, nos das salud, nos das energía. Nos das el impulso para estar aquí, Señor, para aprovechar esta bendición que nos estás dando, para que podamos estar bien para ti y para nuestra familia”.
Las clases están diseñadas para adaptarse a diversos niveles de condición física y preferencias, garantizando inclusión y accesibilidad para todos las participantes, aseguró Martínez Sanromán.
Las instructoras, conocidas como promotoras, están capacitadas para dirigir clases de baile, entrenamiento de fuerza y grupos de caminatas en sus iglesias hasta seis veces por semana, en una variedad de horarios, incluidos tardes y fines de semana.
Además, al integrar educación en salud en sus clases, las participantes adquieren conocimientos sobre nutrición, prevención y hábitos saludables, equipándolas para tomar decisiones informadas para ellas mismas y para sus familias, agregó.
A las promotoras se les enseña cómo la fe y la actividad física trabajan de la mano para mejorar la salud de las personas.
“Nuestros valores católicos pueden aplicarse al cuidado de nuestro cuerpo, que es el templo de Dios”, dijo Pedroza, quien forma parte del Ministerio Emmanuel en San Ysidro, cuyos miembros pueden asistir a diversas parroquias.
El párroco, Padre Tommie Jennings, comentó que le gusta el programa porque hace que las mujeres se involucren en su salud.
“En esta colonia tenemos muchas personas con infartos, cáncer y diabetes”, dijo. “Recibí este programa con los brazos abiertos”.

Gran Impacto
Desde 2011, la Dra. Elva Arredondo, investigadora del Departamento de Psicología de SDSU, y su equipo han estado trabajando en el programa “Fe en Acción”, el cual cuenta con el apoyo económico de National Institutes of Health.
Los investigadores siguen a las participantes del programa mediante encuestas, mediciones y entrevistas. Los hallazgos de iteraciones anteriores muestran que no solo mejora la condición física de los participantes, sino que también experimentan una transformación profunda y positiva en sus vidas, según dijo Martínez Sanromán. Debido a esto, los investigadores tienen la esperanza de que cada parroquia pueda continuar el programa como un ministerio de salud sostenido por promotoras.
La transformación se puede percibir simplemente escuchando a las mujeres de la clase en Cristo Rey.
“Estas clases han tenido un gran impacto en mi vida”, comenta Mireya Ochoa, quien ha sido miembro de la parroquia durante más de 20 años. “Me siento mejor. Padezco de presión alta y ha mejorado en todos los aspectos. Me gusta bailar. Antes no sabía moverme, y ahora puedo bailar”.
Leonor Navarro compartió que su doctor le puso un reto: caminar, tomar más agua y hacer ejercicio. Vio un anuncio en el boletín de su parroquia y decidió inscribirse.
“Mi doctor me dice que me ha bajado mucho la presión, al igual que el azúcar”, afirma Navarro. “Le doy gracias a Dios y a las personas que han traído estas bendiciones”.
Elisa Ramos se inscribió a la clase y le gustó tanto lo cómoda que se sentía, que invitó a su hermana, luego a otra hermana y, finalmente, a su mamá. Hoy en día, las cuatro participan en la misma clase.
“Me siento con más energía, más despierta y con ganas de hacer más cosas”, señaló Mónica Vázquez, una de las hermanas. “Siento que mi día me rinde más”.
Guadalupe Herrera, otra de las hermanas, comentó que había intentado otras clases, pero estaban demasiado avanzadas para ella. La que se ofrece en la parroquia es perfecta. Además, ha conocido a otras mujeres, algo que prácticamente todas las participantes mencionaron como un beneficio.
“Nos cambiamos hace poco a esta área, y no tenía amigas”, recordó Margarita Gómez. “Ahora me siento como en familia”.
“Las clases desarrollan un sentido de comunidad y solidaridad entre las participantes. Las experiencias compartidas de perseverancia y progreso crean lazos que se extienden más allá de la clase, cultivando una red social que puede apoyar a las personas en los desafíos de la vida, todo dentro de un entorno que también satisface las necesidades espirituales”, dijo Martínez Sanromán.
María Pedroza, promotora, indicó que las participantes le han contado que padecen de depresión.
“Comienzan a venir a la clase y sienten un cambio porque no solo hacemos ejercicio, sino que también nos apoyamos mutuamente”.
Otra participante, Yeni Bravo, animó a las mujeres a unirse al programa si está disponible en su parroquia, y a los párrocos a iniciar uno si aún no lo tienen.
“Me siento rejuvenecida, alegre, con más energía y muchas ganas de vivir”, comentó.
Una mujer puede lograr lo que se propone, dijo. “Es cuestión de decir: ‘Hoy me voy a levantar, lista para luchar por mi salud. ¡En nombre de Dios, vamos a hacerlo!’ Dios nos dio un cuerpo saludable. Debemos cuidarlo para que dure mucho tiempo”.

Se Buscan Socios
El programa “Fe en Acción” está buscando parroquias y parroquianos interesados en ofrecer clases gratuitas de salud y ejercicio para mujeres latinas en sus comunidades parroquiales.
Más información disponible en ibach.faithinaction@sdsu.edu o por teléfono al (619) 594-3059. En Faceboook: SDSU Faith in Action/Fe en Accion.

 Parroquias con el Programa
Estas parroquias ya ofrecen las clases de actividad física:
Cristo Rey (San Diego)
Corpus Christi (Bonita)
Espíritu Santo (San Diego)
Preciosísima Sangre (Chula Vista)
Nuestra Señora de Guadalupe (Chula Vista)
Nuestra Señora del Sagrado Corazón (San Diego)
San Francisco (Vista)
San Marcos (San Marcos)

Estas parroquias planean iniciar con el programa este verano:
San Antonio de Padua (National City)
San Carlos (Imperial Beach)
San Leo (Solana Beach)
Santuario de San Judas Tadeo del Oeste (San Diego)
San Juan de la Cruz (Lemon Grove)

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