Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO — Los laicos no son «huéspedes» en la Iglesia Católica y los sacerdotes no son los «patrones», dijo el Papa Francisco; más bien todos los bautizados pertenecen y comparten la responsabilidad de su vida y misión.
Para cumplir su misión, la Iglesia debe «superar los modos de obrar autónomos o como las vías paralelas del tren, que nunca se encuentran: el clero separado de los laicos», o la «Curia romana separada de las iglesias particulares» o movimientos separados de las parroquias, dijo.
«El camino que Dios está indicando a la Iglesia es precisamente el de vivir de manera más intensa y concreta la comunión, y caminar juntos», dijo el Papa Francisco el 18 de febrero al clausurar una conferencia de tres días patrocinada por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
El encuentro reunió a más de 200 participantes — laicos, sacerdotes y obispos — de 74 países para hablar de las bases teológicas de la corresponsabilidad en la Iglesia y de los pasos prácticos para superar los desafíos que se presentan para hacerla realidad.
Crear divisiones en la Iglesia es «la tentación más grave» a la que se enfrentan los católicos hoy en día, dijo el Papa Francisco al grupo. «Todavía queda mucho camino por recorrer para que la Iglesia viva como un cuerpo, como verdadero Pueblo, unido por la única fe en Cristo Salvador, animado por el mismo Espíritu santificador y orientado a la misma misión de anunciar el amor misericordioso de Dios Padre».
El objetivo de la conferencia y de todo el proceso del sínodo sobre la sinodalidad, dijo, es recordar a todos los bautizados que están llamados a ser discípulos misioneros y que la única manera de ser eficaces es estar unidos y reconocer y compartir los dones y talentos de todos. (Información sobre este sínodo en la Diócesis de San Diego.)
La corresponsabilidad, dijo, «no se aprende teóricamente; se entiende viviéndola».
Cuando clérigos y laicos se centran en compartir el Evangelio y ayudar a los pobres, se acercan naturalmente unos a otros y la «complementariedad» de sus diferentes dones se hace evidente, afirmó.
Desde el comienzo de su pontificado hace 10 años, el papa dijo a los participantes en la conferencia: «He dicho que sueño con una Iglesia misionera».
Pero con demasiada frecuencia, dijo, «se termina siendo una Iglesia ‘prisionera’, que no deja salir al Señor, que lo tiene como ‘algo propio’, mientras el Señor ha venido para la misión y nos quiere misioneros».
La misión es el motivo para centrarse en la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia, dijo.
«La exigencia de valorar a los laicos no depende de ninguna novedad teológica, ni tampoco de requerimientos funcionales por la disminución de sacerdotes», dijo, y no se trata de conceder una «revancha a quienes fueron dejados de lado en el pasado».
«Se basa más bien en una correcta visión de la Iglesia, la Iglesia como Pueblo de Dios, del cual los laicos forman parte con pleno derecho, junto a los ministros ordenados», dijo. «Los ministros ordenados no son los patrones, sino los servidores; son pastores, no patrones».
El Papa Francisco dijo que, comenzando en el seminario, quienes aspiran a ser sacerdotes deben tener una experiencia «cotidiana y normal» de trabajo con los laicos para que, una vez ordenados, la comunión sea una expresión natural de pertenencia a la Iglesia y no un proyecto excepcional u ocasional.
«Es momento de que los pastores y los laicos caminen juntos, en cada ámbito de la vida de la Iglesia, en cada lugar del mundo», dijo el papa. «Los laicos, y sobre todo las mujeres, han de ser más valorizados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis».
Además de «predicar» con el modo en que viven su fe en medio del mundo, dijo, pueden y deben colaborar con los sacerdotes para fortalecer la vida parroquial, en todo, desde ayudar en la educación religiosa hasta preparar a los novios para el matrimonio.
«Siempre que se preparen nuevas iniciativas pastorales a todo nivel — local, nacional y universal — tienen que ser consultados», dijo el papa. «Tienen que estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también ofrecer su aporte en la formación de los seminaristas y los religiosos».
«Quisiera que todos nosotros tuviéramos en el corazón y en la mente en la mente esta hermosa visión de la Iglesia: una Iglesia orientada a la misión, donde las fuerzas se unifican y caminamos juntos para evangelizar; una Iglesia donde lo que nos une es nuestro ser cristianos bautizados, nuestra pertenencia a Jesús», dijo.
