CIUDAD DEL VATICANO — Antes de bautizar a 16 bebés en la Capilla Sixtina, el papa Francisco recordó a los padres y padrinos su responsabilidad de cuidar y preservar la identidad cristiana que los bebés estaban a punto de recibir.
«Esta es su tarea a lo largo de sus vidas: custodiar la identidad cristiana de sus hijos», dijo el Papa. «Es un compromiso diario: ayudarlos a crecer con la luz que reciben hoy».
El Papa bautizó a los siete niños y las nueve niñas, hijos de los empleados del Vaticano, en la Capilla Sixtina durante la celebración de la Misa del 9 de enero, la fiesta del Bautismo del Señor.
La tradición anual de bautizar a los niños en el día de la fiesta, que comenzó en 1981 por San Juan Pablo II, fue cancelada el año pasado debido a la pandemia.
Aunque los bautismos se reanudaron este año, el número de infantes se redujo significativamente. En enero de 2020, el papa bautizó a 32 niños en la Capilla Sixtina.
Al pronunciar una homilía breve e improvisada, el papa Francisco recordó un himno para el día de la fiesta que decía que el pueblo de Israel fue al río Jordán para ser bautizado «con los pies descalzos y el alma desnuda».
«Estos niños vienen hoy aquí con los pies descalzos y el alma desnuda para recibir la justificación de Dios, la fuerza de Jesús, la fuerza para seguir adelante en la vida», dijo. «Sus hijos recibirán hoy su identidad cristiana. Y vosotros, padres y padrinos, debéis custodiar esta identidad».
Con los sonidos de los niños inquietos llenando la capilla, el Papa repitió su consejo habitual a las madres de los bebés, alentándolas a hacer que sus hijos se sientan cómodos y no preocuparse si comienzan a llorar en la capilla.
«Esta ceremonia… es un poco larga, los niños se sienten extraños aquí en un entorno que no conocen. Por favor: son los protagonistas de la ceremonia. Procuren que no tengan mucho calor, libérenlos de cosas, háganlos sentir cómodos», dijo el papa Francisco. «Y si tienen hambre, aliméntenlos tranquilamente aquí, frente al Señor. No hay problema. Y si gritan, que griten, porque tienen un espíritu de comunidad, […], podemos decir un ‘espíritu de banda’, un espíritu de estar juntos, y basta con que uno empiece para que todos se [vuelvan] musicales y la orquesta surja inmediatamente. Dejad que lloren tranquilamente, que se sientan libres».