CIUDAD DEL VATICANO — Un sínodo insta a todos a convertirse en expertos en «el arte del encuentro» de modo que sea edificante y transformador, dijo el papa Francisco, abriendo formalmente el proceso que conduce a la asamblea del Sínodo de los Obispos en 2023.
«Celebrar un sínodo significa caminar por el mismo camino, juntos» tal como lo hizo Jesús –encontrando, escuchando y discerniendo con todos los que uno encuentra– dijo el papa el 10 de octubre en su homilía en la misa en la Basílica de San Pedro.
Preguntó si estamos preparados para la aventura de este viaje o tenemos miedo a lo desconocido, optando por refugiarnos en excusas habituales como «no sirve para nada» o «siempre lo hemos hecho así».
Unas 3,000 personas asistieron a la misa, incluyendo los 270 invitados –cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos– a la jornada de reflexión en el Salón del Sínodo del Vaticano el 9 de octubre.
El fin de semana de eventos dio inicio al «viaje sinodal», que explorará el tema «Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión». Los obispos en todo el mundo tenían que iniciar el proceso en sus diócesis el 17 de octubre. La fase diocesana, que se prolongará hasta abril, se centrará en la escucha y la consulta al pueblo de Dios.
En su homilía, el papa dijo que debían comenzar el proceso sinodal «preguntándonos –todos nosotros: papa, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos– si nosotros, la comunidad cristiana, encarnamos este estilo de Dios, que recorre los caminos de la historia y comparte la vida de la humanidad».
La lectura del Evangelio del día (Mc 10, 17-30), en la que Jesús se pone en camino y se encuentra con un hombre rico, ofrece sólo un ejemplo de cómo Jesús «camina junto a la gente y escucha las preguntas y preocupaciones que acechan a sus corazones», dijo. «Nos muestra que Dios no se encuentra en lugares limpios y ordenados, alejados de la realidad, sino que camina siempre a nuestro lado».
Celebrar un sínodo, dijo, significa caminar por el mismo camino que los demás y vivir los «tres verbos» que caracterizan a un sínodo: encontrar, escuchar y discernir.
«También nosotros estamos llamados a convertirnos en expertos en el arte del encuentro. No tanto organizando eventos o teorizando sobre los problemas como dedicando tiempo al encuentro con el Señor y entre nosotros», para dedicar tiempo a la oración y adoración, y para escuchar lo que el Espíritu Santo quiere decirle a la Iglesia –dijo el papa.
Jesús nos muestra que un encuentro tiene el poder de cambiar la vida de alguien, dijo el papa. «El Evangelio está lleno de tales encuentros con Cristo, encuentros que elevan y traen la curación». De hecho, Jesús nunca tuvo prisa y nunca habría mirado el reloj para indicar que era hora de terminar. «Siempre estaba al servicio de las personas que encontraba para escucharlas».
Cada encuentro requiere «apertura, valentía y la voluntad de dejarnos retar por la presencia y las historias de los demás», dijo el Santo Padre. No significa esconderse detrás de una fachada o de formalidades rígidas que demuestran un espíritu de clericalismo o de cortesía, sino significa ser un padre.
Para ello, el papa dijo que ese mismo día se reuniría con un grupo de personas que viven en la calle. Dijo que ya habían empezado a reunirse porque otro grupo de gente había ido a escucharles y desde allí «han podido iniciar el camino».
La escucha sincera implica el corazón, no sólo los oídos, dijo el papa Francisco. No se trata de poder responder a las preguntas de la gente, sobre todo con respuestas prefabricadas o «artificiales y superficiales», sino de dar la oportunidad de contar la propia historia y hablar libremente.
«Cuando escuchamos con el corazón, la gente se siente escuchada, no juzgada. Se siente libre de contar sus propias experiencias y su camino espiritual», dijo.
Escucharse unos a otros es «un ejercicio lento y quizás agotador», pero debe hacerse, inclusive escuchar las preguntas, preocupaciones y esperanzas de cada iglesia, pueblo y nación, así como los retos y cambios que presenta el mundo –añadió.
El encuentro y la escucha «no son fines en sí mismos» en los que todo permanece igual, sino que deben conducir al discernimiento –dijo.
«Siempre que entramos en diálogo, nos dejamos retar, avanzamos en un viaje. Y al final, ya no somos los mismos, hemos cambiado», agregó.
El sínodo es «un viaje de discernimiento espiritual que se realiza en la adoración, en la oración y en el diálogo con la palabra de Dios», según el papa.
El discernimiento es lo que ilumina el camino y guía el sínodo, «evitando que se convierta en una convención de la Iglesia, en un grupo de estudio o en un congreso político, sino en un acontecimiento lleno de gracia, en un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo», dijo el papa Francisco.
Como le pidió al hombre rico en la lectura del Evangelio, Jesús nos pide a todos «que nos vaciemos, que nos liberemos de todo lo mundano, incluidos nuestros modelos pastorales cerrados y caducos, y que nos preguntemos qué es lo que Dios quiere decirnos en este tiempo y la dirección en la que quiere conducirnos», dijo.
El papa Francisco deseó a todos «¡buen viaje juntos! Qué seamos peregrinos enamorados del Evangelio y abiertos a las sorpresas del Espíritu».