CIUDAD DEL VATICANO — Dios siempre ofrece a las personas la ayuda y la fortaleza que necesitan para enfrentar los miedos y las dificultades de la vida, expresó el papa Francisco.
El papa dijo que sus pensamientos estaban con todos aquellos que «están abrumados por el peso de la vida y ya no tienen esperanza ni pueden rezar».
Los padres, en particular, a menudo deben lidiar con situaciones o problemas que están fuera de su control, como cuando un hijo está enfermo o tiene una enfermedad crónica.
«¡Cuánto dolor hay!» expuso el papa durante su audiencia general semanal el 26 de enero.
Los padres también pueden ser conscientes de que sus hijos tienen «diferentes orientaciones sexuales», por lo que deben averiguar «cómo lidiar con esto y acompañar a sus hijos y no esconderse en una actitud de condena», explicó.
Los padres pueden ver a sus hijos morir de una enfermedad o en un accidente automovilístico, o verlos tener dificultades en la escuela, acotó. Hay tanto dolor o miedo, pero «nunca condenen a un hijo».
Continuando con su serie de charlas para la audiencia sobre San José, el papa Francisco se centró en cómo el santo discerniría la voz de Dios a través de la oración y de los sueños.
Es importante poder reconocer la voz de Dios en medio de tantas otras voces, como «las voces de nuestros miedos, las voces de las experiencias pasadas, las voces de las esperanzas», indicó el papa, y agregó que «también está la voz del maligno que quiere engañarnos y confundirnos».
«José demuestra que sabe cultivar el silencio necesario y, sobre todo, tomar las decisiones correctas ante la palabra que el Señor le muestra interiormente», expresó.
Dios «no nos arroja solos al fuego. No nos arroja entre las bestias. No», expuso el papa. «Cuando el Señor nos muestra un problema, o nos revela un problema, siempre nos da la intuición, la ayuda, su presencia, para salir de él, para resolverlo».
«La vida muchas veces nos pone en situaciones que no comprendemos y que parecen no tener solución. Orar en estos momentos es dejar que el Señor nos muestre lo que debemos hacer», señaló.
Cuando las personas experimentan situaciones peligrosas, «orar significa escuchar la voz que puede darnos la misma fortaleza que a José, para enfrentar dificultades sin sucumbir», dijo el papa.
«Dios no nos promete que no tendremos miedo, sino que, con su ayuda, no será el criterio de nuestras decisiones», explicó. «José experimenta miedo, pero Dios también lo guía a través de él», trayendo luz a los momentos de oscuridad.
A los padres que enfrentan desafíos, el papa indicó: «No se asusten. Sí, hay dolor. Mucho. Pero piensen en el Señor, piensen en cómo José resolvió los problemas y pídanle ayuda a José. Nunca condenen a un hijo».
Elogió la compasión y el coraje que vio en las madres y padres que visitaban a sus hijos en la cárcel de Buenos Aires, Argentina, acompañándolos en lugar de abandonarlos.
«Pidámosle al Señor que dé esa fortaleza a todos los padres y madres, como se la dio a José. Y orar, ¿no? Orar para que el Señor nos ayude en estos momentos», agregó.
«Solo cuando combinamos la oración con el amor, el amor a los hijos en los casos que acabo de mencionar, o el amor al prójimo, somos capaces de comprender los mensajes del Señor», dijo.
«Que San José les ayude a abrirse al diálogo con Dios para encontrar la luz, la fuerza, y la paz».