CIUDAD DEL VATICANO — El pueblo tiene la responsabilidad de cuidar a los ancianos y apreciar su sabiduría en vez de considerarlos una carga para la sociedad, dijo el papa Francisco.
En vez de aprender de las generaciones de personas mayores, los que se adhieren a la cultura del descarte que prevalece en el mundo hoy buscan «borrar a los ancianos», dijo el papa el 15 de junio en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.
«Esto es una traición a la propia humanidad, esto es lo más feo, esto es elegir la vida según la utilidad, según la juventud y no con la vida como es, con la sabiduría de los viejos, con las limitaciones de los viejos», dijo el papa de 85 años.
«Los ancianos tienen mucho que darnos porque ahí está la sabiduría de la vida», dijo. «Tienen tanto que enseñarnos. Por eso también debemos enseñar a los niños a cuidar a sus abuelos y a acudir a sus abuelos» para recibir orientación.
El papa continuó su serie de charlas sobre la vejez y reflexionó sobre el relato evangélico de la curación de Jesús de la suegra de San Pedro. Si bien la lectura no dijo si su enfermedad era leve, el papa señaló que «en la vejez, incluso una simple fiebre puede ser peligrosa».
«Cuando eres viejo, ya no tienes el control de tu cuerpo», dijo el papa. «Como personas mayores, no podemos hacer lo que hacíamos cuando éramos jóvenes. El cuerpo tiene un ritmo diferente, y debemos escucharlo y aceptar sus limitaciones. Todos las tenemos. Incluso yo debo caminar con un bastón ahora».
Para los ancianos, explicó, la enfermedad puede parecer «acelerar la muerte y disminuir ese tiempo que nos queda de vida, que ya consideramos corto». Sin embargo, la visita de Jesús a la suegra de Pedro, «junto con los discípulos», es un recordatorio de que los cristianos tienen la responsabilidad de cuidar a los ancianos en esos momentos de prueba y sufrimiento.
«Cuando ve a la anciana mujer enferma, la toma de la mano y la sana: el mismo gesto que hace para resucitar esa joven que había muerto, la toma de la mano y hace que se levante, la sana poniéndola de nuevo de pie. Jesús, con este gesto tierno de amor, da la primera lección a los discípulos: la salvación se anuncia o, mejor, se comunica a través de la atención a esa persona enferma», dijo.
Partiendo de sus comentarios preparados, el papa dijo que el cuidado de los ancianos es «fundamental» para la sociedad, para la Iglesia y especialmente para las generaciones futuras.
«Donde no hay diálogo entre jóvenes y viejos, algo falta y crece una generación sin pasado, es decir, sin raíces», dijo.
El papa Francisco recordó a los cristianos que el «espíritu de intercesión y servicio» enseñado por Jesús debe ser seguido por todos y no debe ser relegado solo a las mujeres. Sin embargo, «esto no quita que las mujeres, en la gratitud y ternura de la fe, puedan enseñar a los hombres cosas que les resultan más difíciles de comprender».
También instó a los cristianos a cerrar la brecha entre las generaciones mayores y jóvenes para que los ancianos puedan transmitir la «memoria de la vida, la experiencia de la vida, la sabiduría de la vida».
«En la medida en que podamos ayudar a jóvenes y ancianos a conectarse, habrá más esperanza para el futuro de nuestra sociedad».