Por el Padre Bernardo Lara
SAN DIEGO — En el mes de julio los feligreses escuchamos un evangelio que reflejó claramente la situación que muchos de nosotros vivimos, por lo mismo me gustaría retomarlo en esta columna.
Hablo del evangelio en el que Jesús llega a casa de Marta y María. Al recibir la visita de Jesús las hermanas reaccionaron de manera muy distinta. Marta se puso a limpiar, a arreglar todo para recibir a Jesús, mientras que María simplemente se quedó con Él y se dispuso a escucharlo.
A consecuencia de esto, Marta se molestó a tal grado que le pidió a Jesús que regañara a su hermana por no hacer nada y dejarla sola con el quehacer.
Dentro de ese evangelio, a simple vista, es muy fácil simpatizar con Marta y es que frecuentemente somos así. Ya sea dentro de nuestra vida de oración o en nuestras relaciones cotidianas (en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, con nuestros amigos, compañeros del trabajo, iglesia y demás) tenemos la costumbre de escoger siempre el estar activos. Estamos siempre trabajando, actuando, educando una familia, tratando de completar tareas, etc.
Sin embargo, Jesús resalta la importancia de “la María” dentro de nosotros. Esa parte que nos empuja a detenernos y contemplar: contemplar la vida, la familia, a Dios, la naturaleza. Estamos planeando siempre el mañana sin disfrutar del ahora.
Lo mismo pasa dentro de nuestra oración, preferimos ser nosotros los que hablamos (con el rosario, con las peticiones, etc.) y está bien, pero también tenemos que dejar a Dios hablar. Tenemos que tomar una pausa y escuchar.
Marta y María nos recuerdan los dos lados que debemos alimentar dentro de nuestra persona: el activo y el tranquilo.
Los gestos de Marta y María también representan las dimensiones de la Iglesia.
La Iglesia tiene su lado activo que es la que educa, la que evangeliza, la que predica, la que camina con las personas, con los marginados, la que llora con los que sufren y ríe con los alegres. Pero también tiene su lado pasivo, su lado “María”, el que se sienta a escuc<har al Maestro.
Por esto mismo, durante este mes de agosto, el último de vacaciones para muchas personas, los invito a alimentar estos dos aspectos de nuestra vida: el que tiene que estar activo y el que tiene que estar tranquilo. Ya que muchas veces vivimos tan deprisa que se nos olvida disfrutar el presente.
El Padre Bernardo es el pastor de las parroquias de la Comunidad Católica de Brawley y Westmorland. Además, es el conductor del programa de radio «Vive Feliz», que se transmite los domingos en Amor 102.9 FM.
