SAN DIEGO — El reciente aumento de casos de COVID-19, impulsado por la altamente infecciosa variante Ómicron, ha tenido un gran impacto en las parroquias, escuelas y ministerios de la Diócesis de San Diego.
A mediados de enero, alrededor del 7 por ciento de los 2 mil 500 empleados de la diócesis estuvieron en cuarentena entre cinco y 10 días ya sea por que dieron positivo al virus o por que estuvieron en contacto con alguien que estaba infectado.
John Galván, director de la Oficina Diocesana para Escuelas, dijo que la variante Ómicron ha resultado en “un aumento (en casos) como el que no habíamos visto durante toda esta pandemia”.
Por su parte, el obispo Robert McElroy a mediados de enero dirigió a pastores a asegurarse que todos los católicos deberán utilizar cubrebocas al asistir a Misa, sin importar su estado de vacunación.
Además, alentó a las parroquias a revisar todos los eventos programados para las próximas semanas y hacer los cambios que consideren necesarios para mitigar la propagación del virus.
El 18 de enero la tasa de positividad del condado de San Diego era de alrededor del 22 por ciento, lo que significa que casi un cuarto de todas las pruebas COVID arrojaron un resultado positivo. Y eso sin tener en cuenta las pruebas caseras que detectaron infección y no fueron reportadas.
Más que nada, la respuesta de la Iglesia local a Ómicron es un llamado a una mayor vigilancia.
Por ejemplo, el pasado 4 de enero se les informó a los empleados del Centro Pastoral diocesano que, “por precaución”, deberán utilizar cubrebocas de varias capas en todo momento y verificar su temperatura al llegar.
Al igual que muchas parroquias locales, St. Mark’s en San Marcos no está implementando nuevos protocolos en respuesta al aumento reciente, sino que continúa con las medidas que le han funcionado durante la pandemia.
El padre Bruce Orsborn, párroco, está al tanto de los feligreses que han contraído el virus. “Hay bastantes, pero con síntomas leves”, dijo.
La canciller diocesana Marioly Galván, quien encabeza la Oficina Diocesana de Evangelización y Ministerio Catequético, reflexionó sobre la manera en como los catequistas parroquiales están respondiendo a esta situación.
“La formación en la fe ha sido pospuesta (en algunas parroquias) por unos días o semanas, otros han optado por dar la instrucción en línea durante este tiempo, y otros más han continuado dando sus clases de manera presencial con las precauciones necesarias”, aseguró.
Mientras tanto, la Canciller María Olivia Galván optó por limitar la asistencia a las conferencias catequéticas Spring Forward de la diócesis en enero y febrero a solamente 100 personas por plática, lo que mantendrá a los asistentes más distanciados. La diócesis requerirá que los participantes porten cubrebocas en las conferencias y habrá estaciones de desinfección de manos disponibles.
Algunas escuelas católicas retrasaron el regreso de sus estudiantes a clases después de las vacaciones de Navidad, incluidas las escuelas secundarias Mater Dei Catholic y Cathedral Catholic, las cuales también requirieron pruebas PCR negativas para todos los estudiantes.
El director de las escuelas diocesanas, John Galvan, aconseja a los católicos de la localidad a no desesperarse.
“Simplemente animo a todas las personas de fe a que se aferren a eso, porque eso es lo que los ayudará a superar esto”, dijo.
Para mayor información sobre disponibilidad de vacunas gratuitas y el refuerzo visite sdcatholic.org/vacuna