WASHINGTON — El padre Guillermo Treviño no estaba seguro de qué esperar cuando el obispo Thomas R. Zinkula lo asignó en 2018 a la Parroquia San José en la zona rural de West Liberty, Iowa, con una población de 3,808 habitantes.
El joven sacerdote — entonces de 32 años y tres años ordenado — había vivido en el área de Quad Cities del estado a lo largo de la frontera con Illinois. Vivir una nueva vida como sacerdote en la Diócesis de Davenport le generaba mucha incertidumbre, recordó.
Cuatro años después, el padre Treviño, párroco desde julio de 2021 de la parroquia, así como de la Iglesia San José en las cercanías de Columbus Junction, no lo hubiera hecho de otra manera.
Durante los últimos cuatro años, el sacerdote, hijo de inmigrantes mexicanos, ha cimentado una estrecha relación con los feligreses de ambas comunidades, donde la mayoría de los residentes son latinos y muchos trabajan en las industrias agrícola y frigorífica.
Su ministerio se basa en servir a las personas cuya voz a menudo se pasa por alto — o al menos ese era el caso hasta que los ayudó a formar Escucha Mi Voz. Esta organización permite que las personas hablen sobre sus preocupaciones y luego hagan algo para abordar esas necesidades.
Los esfuerzos del padre Treviño lo llevaron a recibir el premio anual Cardinal Bernardin New Leadership Award de CCHD, el programa nacional contra la pobreza y la justicia social de los obispos de Estados Unidos. El premio honra a los jóvenes líderes emergentes.
Recibirá el premio en una recepción el 15 de noviembre durante la asamblea general de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en Baltimore.
En una junta reciente de Escucha Mi Voz, los miembros abordaron como obtener algunos de los fondos federales de ayuda por el COVID-19 de los que anteriormente habían sido excluidos porque no eran ciudadanos estadounidenses.
A instancias de los miembros, el Concejo Municipal de West Liberty otorgó en junio cheques de $700 a 200 residentes de la ciudad para ayudar a aliviar el impacto de la pandemia en la vida familiar.
Dicha organización es una extensión de Quad Cities Interfaith, financiada por la Campaña Católica para el Desarrollo Humano. Este grupo primario existe desde hace varios años y aborda cuestiones relacionadas con la justicia climática, la vigilancia policial, la inmigración, y la educación.
Escucha Mi Voz surgió para que la gente pudiera abogar por sí misma. La victoria del Concejo Municipal fue un gran paso, que resultó de las personas dándose cuenta de que tenían el poder de efectuar cambios, expresó el padre Treviño.
«Cobró vida propia para que las personas se defendieran a sí mismas», reveló sobre la experiencia. «Hicieron el trabajo. Yo solo dije, ‘Sí’, para que se reunieran aquí (en la parroquia)».
Sin embargo, quienes trabajaron con el padre Treviño dijeron que fue él quien los inspiró a la acción.
«Realmente es una población que no está acostumbrada a hablar. En mi primera charla, les dije que tienen derecho a decir cómo se sienten. Si muchos de ustedes se sienten así, es una causa legítima», manifestó a Catholic News Service.
La ayuda por el COVID-19 llega en un momento en que las familias continúan luchando con los efectos persistentes de la pandemia. Las familias de West Liberty están celebrando el logro de recibir los cheques de $700 porque los padres pueden mantener mejor a sus hijos, dijo el padre Treviño.
Muchos de los trabajadores que recibieron apoyo financiero no tuvieron la opción de trabajar a distancia durante los primeros meses de la pandemia, explicó.
«Necesitamos comer y todos los trabajadores que nos proporcionaron comida, demostraron lo esenciales que son. No tuvieron mucho descanso. Todavía tenían que trabajar. Por eso estamos luchando por ellos. Fueron ellos los que hicieron todo», acotó.
«Sintieron que eran los que mantenían nuestro país en marcha y sin ellos hubiéramos estado en problemas».
El padre Treviño le dio crédito al obispo Zinkula por ayudarlo a darse cuenta de que su ministerio con los inmigrantes latinos estaba destinado a «sacarme de mi zona de confort».
«Nada de esto hubiera sucedido en las Quad Cities», dijo.
Si bien su padre intentó una docena de veces ingresar a Estados Unidos, solo para ser arrestado y deportado cada vez menos la última, el padre Treviño había servido en un entorno familiar en el área de Quad Cities durante los primeros tres años de su sacerdocio después de su ordenación en 2015. Había vivido en el área durante 29 años antes de mudarse a West Liberty.
Hoy, es una parte integral de la comunidad. Está involucrado con la Cámara de Comercio y el Club Rotario. También tiene conexiones con el Trabajador Católico de la Ciudad de Iowa, obteniendo el apoyo de esa comunidad para los derechos de los latinos, la vivienda asequible, y otras necesidades sociales de larga data.
El padre Treviño ve grandes cosas por delante para Escucha Mi Voz porque la gente ahora se da cuenta de que puede marcar la diferencia.
«A medida que se corre la voz y se dan cuenta de que sí importan, que tienen algo que decir, eso es lo que está ayudando a traer mucha dignidad a la organización», dijo. «Lo más importante es que hay un nivel de confianza en que las cosas se pueden hacer».