SAN DIEGO — Con su fuerte acento del Bronx y su pícara sonrisa, el Monseñor Joseph Carroll fue un ícono en la región.
El “Padre Joe”, como mejor se le conocía, era presidente emérito del mayor proveedor de servicios para indigentes de San Diego, Father Joe’s Villages; organización que además llevaba su nombre. Tras años de salud debilitada, la cual incluye amputaciones de ambos pies, debido a complicaciones de diabetes, el Padre Joe falleció la madrugada del domingo, 11 de julio. Tenía 80 años.
En cierta ocasión el Padre Joe comentó que su mayor logro había sido ayudar a que otras personas se dieran cuenta de que la gente sin hogar simplemente son “vecinos que necesitan nuestra ayuda”.
“Cuando le quitas el término de ‘sin hogar’…le quitas el miedo de trabajar con nuestros vecinos más necesitados”, le comentó el sacerdote a unas 800 personas que se reunieron en Town and Country Resort & Hotel en Mission Valley a finales de junio de 2012 para celebrar su vida.
El Padre Joe agregó que su vida había sido enriquecida por encuentros que se daban a diario con personas que se han beneficiado de los programas ofrecidos en Father Joe’s Villages.
Gracias a una serie de comerciales de televisión, en los cuales el reconocido sacerdote solicitaba donativos de automóviles, barcos y hasta aviones para financiar servicios para las personas sin hogar, el Padre Joe era más que el rostro de la organización. Para sandieguinos de diferentes fes, el sacerdote era sin duda alguna el católico más reconocido de la localidad. Y para los católicos de San Diego, incluyendo obispos y hermanos sacerdotes, él era una verdadera personalidad.
Esto quedó clarísimo durante la Misa de funeral del Padre Joe el 20 de julio en la Parroquia de Santa Rita. La Iglesia estaba a reventar, entre los asistentes se encontraban más de 70 sacerdotes, y dignatarios como la excongresista Susan Davis; David Malcolm, líder cívico y empresarial; y el ex alcalde de San Diego Roger Hedgecock, entre muchos otros. También asistieron 25 de sus familiares que viajaron desde la costa este, incluidos un hermano y tres hermanas.
Al comenzar la Misa, el Obispo Robert McElroy describió al Padre Joe como un “hombre de fe maravilloso, que tomó esa fe y le enseñó a las personas a ver a través de los ojos de Cristo, particularmente a ver como hermanos en Cristo a las personas marginadas de nuestra sociedad, a aquellos que han sido abandonadas, a los que no tenían hogar”.
En su homilía, el Obispo Auxiliar John Dolan comentó que el Padre Joe había acumulado muchos títulos y recibido numerosos reconocimientos, incluidos el del presidente George H.W. Bush como uno de sus «Mil Puntos de Luz» en 1990; el título de “Sr. San Diego” otorgado por el Club Rotario de San Diego en 2012; y un doctorado honorario que recibió de la Universidad Estatal de San Diego en 2019.
“Pero, al final del día, el quería ser recordado como un buen sacerdote”, dijo el Obispo Dolan, a la vez que explicó que eran esas tres palabras –“un buen sacerdote”- lo que el Padre Joe pidió que se pusiera en su lápida.
El Monseñor Terry Fleming de la Arquidiócesis de Los Ángeles, amigo del Padre Joe desde que estaba en el seminario, elogió al difunto sacerdote al final de la Misa.
“Joe sentía un gran amor y respeto por las personas”, comentó.
El Monseñor Fleming, quien compartió que llevaba puesta la sotana de monseñor del Padre Joe como tributo, instó a los asistentes a hacer dos cosas por él: beber una Diet Pepsi, que era la bebida preferida del sacerdote, y rezar por él. También le pidió al Obispo McElroy que anulara la solicitud del Padre de que se inscribiera «Un buen sacerdote» en su lápida.
“Creo que eso sería un error”, dijo, “le pido (Obispo McElroy) que emita un decreto en donde diga que no puede decir ‘Un buen sacerdote’, que en su lugar diga ‘Un gran sacerdote’”.
Joseph Anthony Carroll nació el 12 de abril de 1941 en la Ciudad de Nueva York.
Criado en el Bronx, se mudó al Sur de California en 1963, donde comenzó sus estudios de pregrado en St. John’s Seminary College en Camarillo y siguió una vocación sacerdotal. Estudió en el Seminario de St. Francis en San Diego de 1968 a 1970, y en Theological College, en Washington, D.C., de 1970 a 1974.
El Padre Joe fue ordenado sacerdote por la Diócesis de San Diego el 28 de junio de 1974, en la Iglesia de San José en Carpinteria, California. El prelado ordenante fue el obispo Leo T. Maher.
Sus primeros años como sacerdote los dedicó a la vida parroquial, incluyendo asignaturas como párroco asociado en Nuestra Señora de Gracia, en El Cajón; San Pío X, en Chula Vista; y Santa Rita, en San Diego.
En julio de 1982, el Obispo Maher lo eligió para que fungiera como director del centro St. Vincent de Paul, que ya existía aproximadamente un cuarto de siglo antes de que el Padre Joe fuera sacerdote.
“Muchas personas piensan que el apoyo para indigentes es solamente del Padre Joe Carroll, pero ya existía mucho antes de que yo llegara”, comentó el sacerdote en abril de 2010, durante el aniversario número 60 de St. Vincent de Paul Village.
Durante sus primeros años como director, el sacerdote servía bocadillos de crema de cacahuate diariamente a los sintecho. También comenzó a viajar por el país para aprender más sobre servicios sociales disponibles para los pobres y las personas sin hogar. Tal vez no fue él quien lo fundó, pero bajo su supervisión el centro creció a lo que ahora se conoce como Father Joe’s Villages, un campus de cuatro cuadras en East Village con más programas a lo largo del condado que dan hospedaje a unas 2 mil personas cada noche.
El año pasado, la organización atendió a casi 12 mil individuos sin hogar. Ha atendido a más de 60 mil personas en la última década.
“Dada la tarea de rejuvenecer nuestro alcance diocesano a las personas sin hogar desde hace cuatro décadas, el Padre Joe completamente reinventó dicha labor y creó para San Diego una increíble red de programas que irradia una profunda e implacable humanidad y esperanza para quienes no tienen refugio”, dijo el obispo McElroy en una declaración del 11 de julio comentando sobre el legado del Padre Joe.
“(El Padre Joe) tomó…algo que había estado ahí durante mucho tiempo y le dio vida. Lo hizo emocionante”, comentó el Padre ‘Chuck” Fuld, editor emérito del periódico The Southern Cross.
“El ministerio (St. Vincent de Paul) había estado ahí durante años”, señaló. “…pero él lo tomó y comenzaron a construirse edificios”.
Father Joe’s Villages cuenta con unos 10 edificios a lo largo del Condado de San Diego y proporciona servicios de apoyo y asistencia de renta a muchos más. Su edificio más reciente, Villa de Santa Teresa de Calcuta, tiene 14 pisos. Se espera que abra sus puertas en enero. El edificio incluye 407 unidades para más de 500 personas y espacio comunitario en cada piso.
En diversas ocasiones, el Padre Joe recordó que inicialmente se rehusaba a aceptar la tarea de ayudar a los indigentes, la cual a final de cuentas lo definiría tanto a él como persona como a su sacerdocio.
“En su momento le comenté al Obispo Maher de que yo no era la persona indicada”, recordó en 2010. “Ahora, por supuesto, debo reconocer que los obispos saben lo que están haciendo”.
El Monseñor Dennis Mikulanis, un viejo amigo del sacerdote, explicó la razón por la que se eligió al Padre Joe para esta tarea. Aseguró que la decisión había sido tomada después de que el Obispo Maher y todo el consejo de personal diocesano para sacerdotes acordó que el Padre Joe era “el mayor bribón de la diócesis”.
“Ha sido un bribón para Cristo, para la Iglesia, desde el principio”, dijo el Monseñor Mikulanis. “Nada de eso ha sido a su beneficio. Ha beneficiado a la Iglesia. Definitivamente ha beneficiado a la comunidad”.
En un comercial de televisión de 1984 para el programa de donación de vehículos de Father Joe’s Villages, el padre hizo suyo ese personaje de “bribón” (“hustle”, en inglés). Su línea de apertura fue: «Hola, soy el Padre Joe. Soy un bribón».
Dicho apodo también se incluyó en el título de sus memorias (escrito con Kathryn Cloward), “Padre Joe: Historias de Vida de un Sacerdote Bribón”, que se publicó en mayo.
El sacerdote encabezó Father Joe’s Villages hasta su cumpleaños número 70, el 12 de abril de 2011, cuando tomó el papel de presidente emérito. Se retiró del ministerio activo ese noviembre.
Además de su trabajo con las personas sin hogar, el Padre Joe apoyó a los Boy Scouts de América, fungiendo como su capellán diocesano de marzo de 1975 a julio de 2014, y a los Caballeros de Colón, fungiendo como capellán del Consejo Estatal de California a principios de los 90s.
El Padre Fuld recordó cuando el Padre Joe, siendo capellán de los Boy Scouts, lo convenció de ser uno de los tres chaperones en un viaje a lo largo del país para asistir al Jamboree Nacional de Scouts en 1981, el cual se llevó a cabo en Fort A.P. Hill, Virginia.
“Fue un viaje maravilloso para mi, para empezar, dejé de fumar…porque no iba a fumar frente a los niños”, dijo el Padre Fuld, quien en ese momento aun era un católico laico.
Pero el viaje tuvo un impacto mucho más significativo en su futuro; ayudándolo a discernir una vocación sacerdotal.
“Fue una de las cosas que me dirigió hacia esa dirección”, señaló quien fue ordenado en 1986.
El 16 de diciembre de 1988, el Padre Joe fue nombrado Monseñor.
El Monseñor Terry Fleming en alguna ocasión compartió que al Padre Joe no estaba interesado en recibir ese título honorífico.
“Recuerdo la conversación cuando el Obispo Maher le dijo que iba a ser nombrado Monseñor”, comentó. “Él se negaba con vehemencia. Dijo: ‘Obispo, la gente no le va a dar dinero a Monseñor Joe. Va a arruinar mi imagen”.
El Obispo Emérito Robert Brom, quien sucedió al Obispo Maher en 1990 y dirigió la Diócesis de San Diego hasta su retiro en 2013, no recuerda los detalles de su primer encuentro con el Padre Joe, pero dijo que “ciertamente” habría tenido lugar poco después de su propia llegada a la diócesis como obispo coadjutor en 1989, porque conocía al Padre Joe como “uno de los sacerdotes cuyo ministerio era más excepcional”.
Reflexionando en la fama local del Padre Joe, el Obispo Brom dijo que tener a “alguien que sea visiblemente compasivo y que esté visiblemente lleno de energía para llegar a los necesitados” era “un tremendo testimonio de lo que representa la Iglesia”.
Pero lo que más lo apantalló del Padre Joe era algo mucho más privado: la respuesta del difunto sacerdote al sufrimiento.
“Como parte de su vida hubo sufrimiento significativo”, dijo el Obispo Brom, “pero nunca buscó llamar la atención sobre ello y nunca se quejó. Siempre. … Uniría sus sufrimientos a los de Jesús en la cruz por la salvación del mundo”.
“Aprendió que su mayor contribución al reino de Dios era quizás, no su recaudación de fondos… sino el sufrimiento que soportó en silencio para promover el reino de Dios”, aseguró el Obispo Brom.
“El Padre Joe Carroll fue un hombre heroico que ayudó a la comunidad con la integridad de su corazón y su alma. Ayudó a los pobres, los hambrientos y los sintecho. Tenía un don para reunir a las personas en su misión de servir”, recordó el congresista Juan Vargas, quien representa al Distrito 51.
“Espero que la Iglesia lo canonice, ya que su obra fue verdaderamente santa”.