SAN DIEGO — Ramón Bejarano quería ser sacerdote desde los 7 años de edad.
Su abuela lo llevaba a la parroquia de Aldama, el pequeño pueblo donde creció en el estado fronterizo de Chihuahua.
“¿Convertirme en obispo?”, se preguntó, “Jamás pensé en eso”.
En los últimos días ha tenido que pensar mucho más en ello.
Se está acostumbrando no solo al título, sino a todo lo que esto conlleva.
El pasado 27 de febrero el Papa Francisco lo nombró Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Diego, uniéndose de esta manera al equipo de liderazgo del Obispo Robert W. McElroy y el Obispo Auxiliar John P. Dolan. En abril, tendrá que dejar el área de Stockton, donde ha servido como sacerdote por más de 21 años, para instalarse en su nuevo hogar. Su ordenación ocurrirá una vez que las restricciones del COVID-19 sean retiradas.
Al anunciar su nombramiento el Obispo McElroy compartió cómo fue su primer encuentro con el Padre Bejarano hace tres años.
“Lo conocí por primera vez en una conferencia pastoral en Modesto, en aquella ocasión el Obispo Stephen Blaire, quien ya falleció, me dijo, ‘Ramón es uno de nuestros mejores sacerdotes, con un corazón de pastor, el celo del discipulado misionero y una habilidad intuitiva para nutrir y sanar las almas de su pueblo. Rezo para que algún día él sea el primer sacerdote de Stockton en convertirse en obispo’.
“Ahora esa oración se ha hecho realidad, gracias al cuidado pastoral del Santo Padre, la comunidad católica de Stockton, dirigida por el Obispo Myron Cotta, y la fe y amor de los padres, hermanos y hermana de Ramón”.
Bejarano será el segundo obispo auxiliar hispano en San Diego. El primero fue el Obispo Auxiliar Gilberto Chávez, quien falleció el pasado 15 de marzo. El Obispo Chávez ocupó ese cargo durante 33 años antes de retirarse.
Bejarano trae a la diócesis local su vasta experiencia en ministrar a los diversos residentes de la región de Stockton, hogar de poblaciones filipinas, vietnamitas y portuguesas, además de la predominante comunidad hispana. Y aportará su experiencia en cargos de liderazgo diocesano, que incluye servir en el Consejo de Sacerdotes, la Junta del Diaconado y la Comisión de Preparativos para el Sínodo Diocesano de 2005.
El Padre Bejarano, de 50 años de edad, nació en Seagraves, Texas el 17 de julio de 1969, hijo de José y María Elena Bejarano. Su familia regresó a México después de su nacimiento. Pasó su infancia y juventud en Aldama.
Cuando cumplió los 18 años de edad, sus padres decidieron regresar a los Estados Unidos, encontrando un hogar en la pequeña ciudad de Tracy, en el Valle de San Joaquín.
Los siguientes dos años cambiarían su vida.
En Tracy rápidamente encontró trabajo para poder ayudar a su familia. Su primer trabajo fue sortear tomates en el campo durante el turno de la noche, el cual duraba entre 10 y 12 horas.
“Recuerdo que esa primera noche el olor a las plantas de tomate era tan fuerte que me daban ganas de vomitar”, dijo en una entrevista. “Durante algún tiempo no quería saber nada de los tomates”.
Cuando terminó la temporada, empezó a trabajar en el área de mantenimiento de un hotel, donde estuvo durante año y medio. Ese trabajo también le enseñó lo difícil de las condiciones laborales de este personal, tanto en el campo como en el sector de servicio.
“Estos son trabajos arduos, agotadores”, mencionó. “Y estos trabajadores no tienen los recursos con los que la mayoría de nosotros contamos, la oportunidad de una educación o los cuidados médicos. Los tenemos que apoyar. Más que nada tenemos que estar agradecidos con ellos”.
De igual manera, al llegar a Tracy, Bejarano buscó la parroquia local, San Bernardo, en donde empezó a acudir a la Misa Dominical y se unió al grupo de jóvenes hispanos. En México había servido como lector y al llegar aquí ofreció relizar el mismo papel.
Tras dos años de eso, comenzó a preguntarse “¿Qué es lo que quiere Dios de mí?”. La respuesta lo llevó a tocar a la puerta de la diócesis de Stockton para solicitar entrada al seminario. Estudió filosofía en el Seminario Arquidiocesano de Tijuana y posteriormente terminó sus estudios teológicos en el Seminario Mount Angel de Oregón.
Fue ordenado sacerdote por el Reverendísimo Donald Montrose el 15 de agosto de 1998 por la diócesis de Stockton.
Sirvió como vicario parroquial en las parroquias de San Jorge en Stockton y el Sagrado Corazón en Turlock. En 2005 se le llamó para ser pastor fundador de la parroquia de la Sagrada Familia en Modesto. Fue pastor de la Iglesia de San Stanislaus en Modesto de 2008 a 2019, cuando fue nombrado pastor de la Catedral de la Anunciación en Stockton. Apenas estuvo ahí cuatro meses, cuando el Papa Francisco lo nombró Obispo Auxiliar en San Diego.
A finales de 1980, José López Ceja fue voluntario del Ministerio Juvenil de la diócesis de Stockton, ahí conoció a Bejarano.
López recordó que el grupo de jóvenes al que Bejarano pertenecía visitaba campamentos de campesinos migrantes en el área para traerles un poco de fe, especialmente alrededor de la Pascua.
En 2001, la Diócesis de Stockton abrió una Oficina para Ministerio de los Migrantes, el Padre Bejarano fue su director espiritual. Estuvo en la parroquia de San Jorge en Stockton, la cual apoyaba a dos campamentos de trabajadores migrantes y sus familias. Juntos, los campamentos eran el hogar de 180 familias durante seis meses al año.
Bejarano celebraba Misas en los campamentos y ofrecía los sacramentos, tales como Confirmación y Primera Comunión, a las familias.
Los niños de los campesinos asistían a la escuela mientras estaban ahí, pero se atrasaban porque tenían que irse en octubre cuando el trabajo de sus padres los llevaba a otros estados.
El Padre Bejarano se propuso buscar una solución. Trabajó con funcionarios del gobierno, organizaciones comunitarias, campesinos y hasta algunos padres incrédulos para desarrollar un plan que permitiera que las familias llegaran al campamento más temprano de lo normal año y se fueran más tarde.
“Esto benefició de gran manera a nuestros niños y jóvenes porque podían terminar su año escolar”, comentó el Padre Bejarano.
López es ahora el director de Ministerio Juvenil y Ministerio de Jóvenes y Jóvenes Adultos Hispanos en la diócesis de Stockton. Trabajó al lado del Padre Bejarano por más de 30 años. Así es como lo describe:
“El Padre Ramón siempre fue muy enfocado, muy servicial. Siempre ha sido un hombre del pueblo, nunca ha actuado como si estuviera por encima de ellos”.