“Queríamos sentir el apoyo de la Iglesia.”
Por eso Angie Ruiz y ocho compañeros de su parroquia viajaron 112 millas de El Centro para asistir una Misa especial el 7 de octubre en San Diego para familias católicas con miembros gay.
La Misa fue en la ocasión del vigésimo aniversario del mensaje pastoral “ofreciéndole una mano” de los obispos católicos del país a los padres de hijos de la comunidad gay.
El Obispo Auxiliar John Dolan celebró la Misa, acompañado por el Obispo Robert McElroy, en la parroquia San Juan Evangelista. Alrededor de una docena de párrocos asistieron también, inclusive de parroquias que han comenzado grupos de apoyo para personas gay o sus familias, como Santa María en El Centro, St. Thomas More en Oceanside y Nuestra Señora de Guadalupe en Barrio Logan.
Alrededor de 400 católicos llenaron la parroquia San Juan Evangelista, inclusive un grupo que viajó desde Palm Springs. Les dieron una calurosa bienvenida a los obispos, interrumpiendo sus palabras varias veces con aplauso.
La Misa tuvo sus raíces en el sínodo convocado el año pasado por la diócesis que retó a más de 120 delegados a proponer maneras de fortalecer a las familias católicas de hoy en día. Una de ellas instó a las parroquia locales a “identificar y apoyar a las familias que están solas, aisladas o marginadas”.
En San Juan Evangelista, ubicada en el vecindario gay de Hillcrest, este labor incluía extenderle una mano a esa comunidad. El Obispo Dolan, quien fungió temporalmente como el párroco ahí este último año, presenció la incertidumbre de católicos gay y sus familiares que deseaban participar enla vida de la Iglesia pero no sabían si fueran bienvenidos. La Misa fue el primer evento público para darle esa bienvenida, y fue organizada por la nueva Oficina para Vida Familiar y Espiritualidad, misma que fue propuesta por el sínodo.
En 1977, los obispos publicaron la carta “Siempre Nuestros Hijos” (“Always Our Chidren”) dirigidas a los padres de hijos gay. En esa época, más y más individuos estaban saliendo del “closet”, sacudiendo a la sociedad, inclusive la Iglesia.
En su carta, los obispos expresaron un mensaje de fe, esperanza y amor para los padres “quienes necesitan la presencia cariñosa de Dios en este tiempo que puede ser uno de los más difíciles de sus vidas”.
En esa época, la epidemia de sida estaba devastando a la comunidad gay.
“Rechazamos la idea que VIH/sida es un castigo directo de Dios”, la carta aseguró, criticando lo que algunos religiosos, políticos y celebridades estaban diciendo.
El Obispo Dolan reconoció que el mensaje de los obispos “no fue recibido con buen ojos por muchos católicos del país”. Algunos opinaron que era muy liberal mientras otros lo vieron como muy conservador.
“Sin embargo, tenemos que acordarnos que el mensaje fue una mano extendida a los padres y a otros familiares. Y, solamente por esa razón, fue un comienzo. Fue una apertura para tener un dialogo productivo, un debate civilizado. Unos veinte años después, este dialogo y debate continúan, perono siempre es fructífero o civilizado, aseguró.
“Las ideologías de la gente fuera y dentro de la comunidad gay son el tema diario de blogs, tuits, y entradas en Facebook sin fin, sensacionales y exageradas en su estilo, donde se pierden las Misterios de Dios y la Buena Noticia y gente buena son directamente e indirectamente lastimada. ¡Yabasta con esta retórica!
Después de la Misa, Nicole Murray-Ramírez, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de San Diego, les presentó el Premio Humanitario George Moscone a los Obispos McElroy y Dolan.
El obispo McElroy tomó la palabra y comentó que había vivido casi toda su vida en San Francisco y había conocido al alcalde Moscone de esa ciudad.
“Recuerdo el día terrible que él Harvey Milk fueron asesinados en una acto de violencia, prejuicio, exclusión y odio”, dijo. “Y es de ese punto de partida terrible que tenemos que avanzar como Iglesia”.
Luego hizo referencia a los episodios más violentes que ha vivido el país en años recientes, nombrando lugares como San Bernardino, Orlando y Las Vegas.
“Debemos aprender a abrazarnos unos a otros, a entendernos, a sanar las heridas de otros, a caminar juntos. El Evangelio de Jesucristo nos llama a cada uno de nosotros a construir esta Iglesia. Y es Cristo que ve a todos con misericordia, amor y compasión. Y nos llama ver a los otros con esamisma mirada”.