Por Padre Bernardo de Lara
SAN DIEGO — Hace unas semanas, en el domingo XV del tiempo ordinario, escuchamos en el Evangelio que Jesús había enviado a sus discípulos a predicar por todas partes, pero los envió de dos en dos. Este detalle me llamó mucho la atención. Ciertamente, este pasaje tiene puntos importantes que no podemos olvidar. Sin embargo, este aspecto de ser enviados en pares merece que le dediquemos tiempo para reflexionar.
A simple vista, podría parecer simple lógica: Jesús los envió de dos en dos para que se cuidaran y ayudaran mutuamente. No obstante, viendo todo el contexto, podemos entender que el mensaje es más profundo de lo que parece inicialmente. Jesús quería que sus discípulos aprendieran a trabajar juntos, como equipo, como hermanos.
Si Jesús hubiese enviado a sus apóstoles solos, de uno en uno, es muy probable que algunos hubieran llegado más lejos. Es bien sabido que muchas veces, si caminas solo, puedes avanzar más rápido. Simplemente piensa en unas vacaciones o en un viaje en grupo: por lo general, los jóvenes caminan más rápido y se adelantan del grupo. Sin embargo, se tienen que frenar para ir al ritmo de las personas mayores, y si hay alguien con bastón o andadera, se tienen que esperar aún más.
Algo así pudo haber pasado con los apóstoles. Si Jesús los hubiera enviado solos, muchos podrían haber ido más rápido. Pero ese no era el objetivo. El punto principal de Jesús no era que llegaran más lejos. Eso es visto como el éxito ante los ojos del mundo. Ante Dios, no se trata de llegar más lejos en territorio. En el corazón del Evangelio se trata de aprender a trabajar en equipo, de bajar el ritmo para ir al paso de aquellos que van más lento.
Pensemos ahora cómo aplica esto para nosotros. ¿Quiénes son los que caminan más lento en nuestra sociedad? Los pobres, los drogadictos, las personas sin hogar, los inmigrantes, los ancianos, los que tienen alguna enfermedad mental. A simple vista, estos nos “atrasan” porque muchos recursos materiales se dedican al cuidado de estas personas, como nuestros impuestos o tiempo. Sin embargo, eso es parte del Evangelio: ir a su ritmo, aprender a trabajar de dos en dos, de cinco en cinco, de diez en diez, pero siempre juntos, como hermanos.
Puede contactar al Padre Bernardo Lara en el correo fatherbernardolara@gmail.com.