Por el Padre Bernardo Lara
En septiembre inició un nuevo ciclo escolar y el controversial tema de las vacunas contra el COVID ha vuelto a surgir. Es conveniente recordar que la Iglesia Católica se ha declarado a favor del tema. El mismo Papa Francisco ha recibido la vacuna y en repetidas ocasiones ha hablado sobre la importancia de vacunarnos.
Esto no es nada nuevo. Desde la implementación de la primera vacuna contra la viruela en 1796, la Iglesia ha apoyado las vacunas. Por ejemplo, el Papa Pío VII creó una “Comisión de Inmunización” para propagar que las personas en los Estados Pontificios se vacunaran. Años después, en 1848, el Papa Pío IX también creo una campaña donde ofrecía premios en efectivo para los que recibieran sus inmunizaciones.
Actualmente, la Asociación Americana de Enfermeras, así como los programas de enfermería de escuelas católicas como el de la Universidad de San Diego y Steubenville, piden que sus participantes tengan ciertas inmunizaciones como son las vacunas contra el tétano, influenza temporal, hepatitis B, varicela, entre otros.
¿Entonces qué está pasando con la vacuna del COVID? ¿Por qué tanta controversia?
Existen muchas teorías, una de ellas es que algunas personas utilizaron el tema de las vacunas para su agenda política, creando así una división entre los ciudadanos. Tenemos figuras de gobierno como la administración pasada en Estados Unidos o ciertas personas en los gobiernos de México y Latinoamérica que dicen estar en contra de la vacuna, pero ellos mismos en secreto se vacunaron. Otro ejemplo es la cadena de noticias Fox News, que diario ataca el tema de las vacunas mientras que, según reportes, sus empleados tuvieron que vacunarse para conservar su empleo. Se ha utilizado cualquier herramienta para dividir.
Sobre la conexión de la vacuna con células abortivas, ya se ha aclarado que los abortos no se realizaron para obtener la vacuna, además de que las células se utilizaron durante la investigación y no en la vacuna en sí. Cabe señalar que la Iglesia ha solicitado a las empresas farmacéuticas y a las agencias sanitarias gubernamentales que «produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia». Sin embargo, también ha agregado que ante la «ausencia de otros medios para contrarrestar o incluso solo para prevenir la epidemia», la vacunación debe llevarse a cabo «especialmente para salvaguardar a los más débiles y expuestos».
Efectivamente, hay muchos motivos por los cuales los líderes están interesados en dividir a la población. Pero como católico, nuestra cabeza no está en ningún poder político o en alguna personalidad del medio artístico. Como católico, nuestra guía y unión es el Papa, y el Vicario de Cristo ya ha marcado el camino a seguir.