SAN DIEGO — Líderes de diferentes religiones alrededor del país están pidiendo a sus feligreses que presionen a sus congresistas para crear un camino a la ciudadanía para migrantes indocumentados, particularmente para trabajadores esenciales.
En San Diego, varios miembros del clero católico, encabezados por el Obispo Robert McElroy, se unieron en una vigilia de oración interreligiosa el 28 de junio para apoyar esta acción.
La campaña llama a personas de fe a comunicarse con sus representantes y senadores al (844) 332-6361 para presionarlos a que incluyan un camino para adquirir la ciudadanía en el Plan de Empleo Americano del Presidente Joe Biden, cuya meta es crear un millón de empleos y reconstruir la infraestructura del país.
El Proyecto de Organización de San Diego coordinó la vigilia de oración frente al edificio federal del centro de San Diego. El Obispo Auxiliar Ramón Bejarano dirigió la vigilia, en donde se presentaron testimonios de inmigrantes y refugiados. Cada uno de ellos compartieron la razón por la que dejaron su país de origen y su experiencia en la construcción de una nueva vida en los Estados Unidos.
Un líder religioso se dirigió a cada inmigrante después de que compartieron su historia y ofreció una oración por ellos. Después le entregaba una bandera americana a la vez que le decía, “Estás en Casa”. Entre los líderes se incluyeron al Padre Tommie Jennings, de la Parroquia Cristo el Rey; el Padre Martin Silva, de Nuestra Señora de Guadalupe en Barrio Logan; e Imam Taha Hassane, del Centro Islámico de San Diego.
Eulalio Flores fue uno de los migrantes. Miembro de la parroquia de San Leo en Solana Beach, Flores dijo que continuó trabajando en un restaurante durante la pandemia a pesar de los riesgos de salud.
“Desafortunadamente, me dio COVID y tuve que encuarentenarme durante varias semanas, sin poder ganar dinero para traer a casa”, comentó. “Gracias a Dios soy una persona de fe”. El Obispo McElroy reconoció el importantísimo papel que los inmigrantes desempeñaron durante la pandemia.
“Los reconocemos cuando los necesitamos; sin embargo, cuando es tiempo de reconocerlos como compañeros de nuestra sociedad, como familias entre nosotros, nos rehusamos a pasar las leyes que necesitan”.
Agregó que muchas veces el Congreso aparenta estar listo para ofrecer un camino para legalizar a los más de 11 millones de migrantes indocumentados, para al final de cuentas no hacerlo.
“No podemos seguir ahí parados viendo como nuestros procesos políticos destruyen los sueños y esperanzas de refugiados e inmigrantes, quienes no solo vinieron aquí para vivir, sino que además están aquí ayudando a construir nuestra nación”.
Señaló que la experiencia de huir de la injusticia y la represión es parte “del núcleo» de las distintas religiones.
“En nuestras experiencias – los pueblos de fe – la experiencia de ser refugiados, la experiencia de ser esclavizados y amenazados, no son secundarias para nosotros; están en el centro (de nuestra religión). Estamos en vigilia con aquellos en Washington que se están arriesgando para cambiar nuestro sistema de inmigración… Hagámoslo como personas de fe, porque eso es lo que nuestra religión nos llama a hacer”.