SAN DIEGO — Bautizado como católico, Luis Enrique Pérez inició hace aproximadamente un año un recorrido espiritual en busca de formas de acercarse más a Dios.
Ese recorrido lo llevó el pasado 3 de agosto a “Profetas en Misión”, una conferencia diocesana a la que asistió junto con otros miembros de su grupo de adultos jóvenes, Luz de Cristo.
“Estoy buscando caminos que me acerquen más a Dios y me ayuden a entender mejor la Palabra”, comentó Pérez, cuyo grupo pertenece a la Parroquia de San Judas en San Diego.
Los obispos auxiliares Ramón Bejarano y Felipe Pulido, quienes fueron los conferencistas principales, exploraron los Evangelios y ofrecieron maneras concretas de “Amar y Vivir Unidos en Cristo”, el tema de la conferencia. El padre Bernardo Lara, de las comunidades católicas de Brawley y Westmorland, fungió como maestro de ceremonias.
Alrededor de 600 fieles de los condados de San Diego e Imperial asistieron a la conferencia en español que se realizó en la escuela de la Parroquia El Buen Pastor, informó Luis Barajas, presidente de la Comisión de Habla Hispana de la diócesis. La comisión colaboró con la Oficina de Evangelización y Ministerio Catequético para realizar la tercera edición de la conferencia anual.
Entre los asistentes se encontraban catequistas y miembros de grupos parroquiales, movimientos y apostolados, quienes con gran alboroto se reunieron en el gimnasio de la escuela para escuchar las presentaciones. El evento incluyó una zona de expositores, donde los asistentes podían visitar las mesas y recoger artículos e información. También incluyó una Hora Santa, una procesión Eucarística, la oportunidad para confesarse y concluyó con la Santa Misa.
Este año la Oficina Diocesana de Jóvenes y Adultos Jóvenes organizó un evento nocturno el 2 de agosto, “Ven y Verás”, que atrajo a unos 150 jóvenes de entre 13 y 17 años.
Esa misma noche los organizadores ofrecieron una cena para más de 100 colaboradores en reconocimiento a su apoyo.
La conferencia es uno de los eventos que la diócesis está presentando para apoyar el Avivamiento Eucarístico, una iniciativa nacional de tres años para profundizar el amor por la Eucaristía.
Todo con Amor
Los dos obispos auxiliares compartieron anécdotas personales e incluso cantaron un poco mientras daban sus respectivas charlas en el gimnasio de la escuela.
El obispo Bejarano habló primero, compartiendo aspectos bíblicos y teológicos para vivir una vida de amor y servicio.
“Cristo tiene el poder para que lo que nosotros hagamos sea transformador, como la multiplicación de los panes y los peces”, explicó el Obispo. “Dios utiliza nuestros talentos y virtudes, pero también utiliza nuestras limitaciones para hacer cosas grandes, para hacer cosas maravillosas”.
El obispo explicó que las Sagradas Escrituras son la palabra de Jesús, y que Él tenía un mensaje concreto para sus discípulos.
“Les doy un mandamiento nuevo: ‘Ámense los unos a los otros como yo los he amado’”,dijo, citando el Evangelio de Juan 13, 34.
“Es a través de la práctica del amor que Cristo permanece en nosotros y nosotros en Él,” agregó. “Hay que vivir en el amor”.
El obispo Bejarano preguntó: “¿Por qué Jesús repite tantas veces ‘Ámense los unos a los otros’? Porque sabe que no lo hacemos, ¿verdad?”
Comentó que para cumplir con este mandamiento “en todo momento, en todas situaciones, tengo que hacerlo todo con amor”.
Agregó que cuando se hacen las cosas con amor se siente distinto. “Es muy diferente corregir a los hijos con amor que con coraje. El amor es más que un sentimiento, es una decisión. Yo tengo que decidir amar”.
Jesús quiere que nos amemos con un amor completo, incondicional y perfecto, continuó.
“¿Estamos ahí? No, cada día es un esfuerzo. Cada día tenemos que tomar esa decisión. Y vamos a batallar, vamos a tropezar. Jesús lo sabe; nuestro amor no será perfecto hasta que estemos con Él para toda la eternidad”.
Más Allá de las Palabras
Por su parte, en su conferencia el obispo auxiliar Felipe Pulido utilizó dichos populares para compartir consejos sobre cómo el amor se puede expresar en lo práctico, en el día a día, en el servicio.
“Del dicho al hecho hay mucho trecho,” comenzó. “Podemos hablar mucho del amor, pero al final de cuentas, ¿qué es lo que hago día a día en lo concreto?”
El obispo continuó, “Se dice por ahí que el escándalo de la Iglesia no está en que los conventos y seminarios estén medio vacíos, ni en que la gente asista cada vez menos a la Iglesia, ni siquiera en que haya sacerdotes o religiosos que hayan fallado.
“El gran escándalo en la Iglesia es que no hemos cumplido el mensaje principal de Jesús: ‘Ámense unos a otros como yo los he amado’”.
El obispo continuó diciendo que amarse unos a otros parece imposible en algunas familias, especialmente en las disfuncionales.
“No practicamos el amor; únicamente buscamos nuestro propio interés. Hay una carencia de amor en nuestras vidas”.
¿Qué podemos hacer concretamente para seguir este mandamiento de Jesús?
Explicó que comienza con la oración.
“Cuanto más amamos al prójimo, más amamos a Dios. Para mostrar ese amor, es necesario orar, porque si no tenemos esa relación con Dios, será más difícil encontrarnos con los demás”.
El obispo Pulido comentó que escuchar es otra forma de amar.
“El que no escucha consejos no llega a viejo,” dijo, utilizando otro dicho popular. “Escucharnos unos a otros nos hace sentir amados y apreciados. Todos buscamos ser escuchados”.
Agregó que la gente está muy distraída, a menudo mirando su celular, sin prestar atención, incluso a sus propias familias.
“Escucharnos unos a otros nos hace más sensibles, más humanos”.
Luego continuó con otro dicho: “Callar es de sabios”.
“Las palabras que decimos sobre nosotros mismos y los demás tienen mucho poder. Con una palabra puedo levantar a alguien, y con otra, hundirlo”, dijo.
“En nuestras vidas somos personas que hablamos cosas de los demás. Eso divide a nuestras comunidades. El amor se expresa en lo concreto. Si yo digo que amo a mis hermanos, pues debo de ser muy prudente con lo que digo en el día a día”.
El obispo instó a los presentes a escoger una acción concreta para mostrar su amor y a llevarla a cabo, dispuestos a sentirse vulnerables y humildes, como lo fue Jesús.
“En la Última Cena, donde Jesús lo entrega todo. Lo que Él tiene es su vida, y la da por completo, no se queda con nada. Y desde ahí, Él evangeliza”, dijo.
“Al final de día, todos queremos ser misioneros y llevar este mensaje de amor y servicio a los demás. Debemos aprender de Jesús que lo hace desde su pobreza. Así el Señor se acercó a nosotros y así nosotros nos acercaremos a los que no conocen al Señor”.
El obispo auxiliar Pulido finalizó donde comenzó.
“Del dicho al hecho hay mucho trecho. Decir ‘te amo’ implica un amor para toda la vida, una entrega diaria y total.”
Maria Hisel viajó desde la comunidad de Calipatria con un grupo de alrededor de 30 fieles para asistir a la conferencia.
¿Cuál es el mensaje que se llevaría a casa?
“Cristo está ahí esperando que le abramos la puerta,” dijo. “Tenemos que entendernos unos a otros para poder amarnos como Dios nos ama”.
El joven Luis Enrique Pérez también reflexionó sobre lo que se llevaría consigo.
“Me llevo el amor. Las Escrituras nos enseñan que debemos amar incondicionalmente a quienes nos hacen bien y a quienes no. Nos enseñan a trabajar en nosotros mismos”.
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